SATANFEST: BARBARIDAD TRAS BARBARIDAD
Gran organización, un montón de sorpresas, gratos descubrimientos y altas espectativas satisfechas. Permaneceremos atentos a nuevas propuestas por parte de Satander Festival.
Si vieseis, como yo he visto, una foto de la mesa de catering que Irra y Lydia prepararon para las bandas que actuaron anoche, entenderíais de verdad el cariño y el mimo que ponen en cada edición del Satander Fest. Haciendo las cosas bien es difícil que salgan mal, el buen rollo se respira desde el inicio y se contagia al público haciendo que el festi se pase rápido como un suspiro y que la sensación final sea de haber formado parte de una gran fiesta.
Tras un pequeño retraso debido a un problema para coordinar las distintas baterías que iban a usarse comenzó la actuación de los únicos cántabros del cartel, y la única banda, por cierto, que había visto con anterioridad. Se trataba de los Post Rockeros “A Nice Day for an Earthquake”, que siguen presentando su segundo álbum “Seasons”. Me viene a la memoria su actuación en el extinto Arena de Torrelavega junto a El Altar del Holocausto. Han pasado ya tres años desde entonces y no habíamos vuelto a coincidir en un bolo. Aquél fue un buen concierto, que me sirvió para descubrirles, pero ahora están más compactados aún. Los pequeños escarceos hacia el Post Metal que asomaban por entonces se han solidificado y suenan ahora muchísimo más potentes, sin perder ni su épica ni su nitidez. Si te gusta la música instrumental creo que son una joya que tenemos a tiro de piedra y es posible que aún muchxs no hayáis descubierto.
Tanto con ANDFAE como con Deriva se puede aplicar la misma máxima de que sus grabaciones no reflejan a 100% lo que te puedes encontrar en el directo. Creo que es común a todo el género, porque charlaba con algún amigo en el intermedio entre ambos bolos que exactamente lo mismo pasa con Medussa, por ejemplo. Los tres álbumes que estoy usando de ejemplo son grandes discos, se aprecian muy bien todos los detalles y suenan fuertes y contundentes, pero es en el directo en el que tienes la sensación de que te están rompiendo la cara a base de ondas sonoras y por tanto, no es hasta que les sientes así, que te enteras de que coño va en realidad la vaina. En el caso concreto de Deriva, te puedo asegurar que aun tratándose de un excelente álbum de debut, ni por asomo te haces a la idea de la tunda que son capaces de meterte en directo estos tíos. Cualquier intento de narrar la presión que es capaz de ejercer ese bajo y batería va a ser torpe. Los guitarras son muy técnicos, y se alejan de de los recursos típicos del “post” para ofrecer todo un abanico que hace que en ocasiones sea sencillamente metal y te olvides de agruparles en ninguna escena o tendencia. A todo esto hay que unir una enérgica interpretación que sencillamente hace inevitable que te involucres en acompañar con todo el cuerpo cada golpe.
Escuché contar una vez la anédota de que el gran Niccolo Paganini estaba en cierta ocasión tocando su violín en una taberna y entre los congregados escuchando había un mendigo ciego que salió corriendo despavorido al enterarse de que todos esos sonidos salían de las manos de una única persona. Si ese ciego hubiese estado ayer en el New también habría pensado en pactos demoniacos al escuchar a DobleCapa. Pongo al mano en el fuego de que si te dejan adivinar a cierraojos cuantos componentes lo forman no dices “dos”. A ver si consigo explicarlo bien. DobleCapa son Arianne Picón que aporrea una batería con mucha solera como si no tuviese ningún miedo a romperla, como se aporreaba a las baterías cuando el rock era mucho más loco, Mario Navajas tiene una caja de puros con cuerdas, enchufada a tres o cuatro pedales y un fender a todo lo que da y un poco más. Tocaron a pie de escenario, con volumen atroz y dejándonos a todos patidifusos, especialmente a los que no habíamos investigado al dúo antes del concierto. Ellos dicen que su música “bebe a partes iguales del blues rural de entreguerras como del underground nortemericano de los 80’s”, yo añadiría que podrían ser de largo la banda de Stoner instrumental más cazurra y redneck que he tenido la oportunidad de ver.
Tras semejante arsenal de fuego y destrucción Bones of Minerva tenían el handicap de intentar sonar potentes y aunque tardaron un par de temas en conseguir que el público cambiase de registro, lograron llevar el concierto muy hacia arriba con un finalazo con guitarra, bajo y voz rompiendo la cuarta pared y salpicando de energía y sudor a las primeras filas. Es cierto que Blue tenía ganado de antemano y con facilidad el título de “Mejor Cantante de la Velada”, pero es que hubiese podido defenderlo casi ante cualquiera y no estoy hablando solamente del mundo underground. Cuando recibí Blue Mountains algo me impulsó a escucharlo por delante de un montón de cosas que tenía pendientes y al descubrir la asombrosa madurez de este debut supe que había acertado de pleno. Ayer en directo tuve la sensación de que están al inicio de un camino que por narices tiene que ser fructífero. Tienen una propuesta muy original, que mezcla distintas vertientes metálicas e insisto, un fortísimo punto en la voz, con una cantidad de registros y expresividad apabullantes, más aún si se tiene en cuenta que es una banda jovencísima y por delante sólo les puede quedar crecer.
Cuatro bandas del tirón puede dar perezón, todos lo sabemos, pero hay gente que se gana el respeto a pulso y desde luego el ojo selector la organización del Satander tiene “mis dies”, sorpresa tras sorpresa, conciertazo tras conciertazo. Noche de las de enmarcar.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.