STRANGE DEJA VU: Seguramente se podrían haber hecho las cosas de otro modo, pero al final fueron Scorpions otra vez, nos lo tomamos con resignación y al final conseguimos disfrutar de tres buenas bandas y de la experiencia de vivir El Malecón como lugar de conciertos.
Mira, no iba a ir a Scorpions. Me estaba pudiendo mi YIN de viejo amargado y renegón. Supongo que como a muchxs de vosotrxs me pareció un vacile que Torrelavega que ha albergado tan pocos conciertos importantes en su historia (Status Quo, Jethro Tull, Scorpions…) fuese a repetir con los alemanes habiendo cien mil bandas en el mundo, igual de interesantes. Cualquier otra banda hubiese sido un acontecimiento, la reelección de Scorpions nos daba la sensación de desinterés o desconocimiento por parte de los del Jubilar, de “llama a la banda aquella, que lo hicieron bien”, de que quien quiera que esté al mando sólo tiene un número de teléfono al que llamar, o tal vez de que en su día compramos una oferta 2×1 sin saberlo. A todas estas consideraciones se sumó el tema del precio de las entradas a nivel de concierto grande, teniendo en cuenta que en principio era una iniciativa semi-pública.
Dándole vueltas a la cabeza me eché mis cuentas, miré el calendario de conciertos próximos, calculé el coste de oportunidad, y decidí que iba a emplear mi pasta en otras de las muchas opciones a la vista. Mi YANG sin embargo me martilleaba con aquello de que lo de anoche era un evento, no diré único e irrepetible por motivo obvios, pero sí histórico. Como NdR tenía que estar allí, me dispuse a buscar un par de colaboradores que nos echasen una mano… y en esto recibí un mensaje de un oyente que terminó de un plumazo con mis dudas y mi pereza. “Me sobra una entrada para Scorpions, te he oído dudar en la radio, te la regalo por el XXI Aniversario del programa”.
Estudié en el instituto que hay al lado del Malecón. Cuando nos corríamos las clases de contabilidad íbamos a las gradas a fumar de lo que hubiese. Justo al cruzar por delante y ver la cola para Scorpions, me vino como un fogonazo un recuerdo sonoro de “Still Loving You” sonando de fondo en El Portero de Noche de Radio Estudio 88 y de mi yo chaval corriendo al anticuario a comprar el Gold Ballads en cinta. En ese momento supe que estaba en el sitio correcto y que, pese a todo, iba a ser una gran noche. (Gracias Manuel!) Me hice la previa con los Blackout que andaban repartiendo Flyers del festi como locos. Caras conocidas por todos los sitios, mogollón de peña de esa que no ves en un concierto en la p*?! vida, asturianos por doquier, miles de visitantes, un poli joven riñendonos por beber cerveza en la vía pública, muchas risas, esperando la actuación, ya se abre el telón, las guitarras del averno sonarán…. Ya estábamos dentro y empezaban Aranea Adventus. Bastante buena organización en los accesos, buen flujo para los tickets y las bebidas, probablemente porque el aforo se quedó a medio campo incluso en los momentos de mayor afluencia, mucha cola para el baño en pista, eso si. Los Aranea se lo hicieron sin achicarse ante la situación, moviendo a la chavalada y optando por temas largos como Noche de “Heavy Metal” o incluso con el atrevimiento de hacerse “El Llanto del Lábaro” con todos los invitados. Especialmente emotivo fue escuchar “Fuera de la Ley” en el Malecón, todo un símbolo de la música LOCAL conquistando después de 25 años un espacio central en la ciudad.
Ya que no ha surgido oportunidad antes os voy a contar aquí lo que pienso sobre “El Asunto”. Tengo mucho respeto por la carrera de Rionda. Avalanch nos enviaron “La Llama Eterna” como en el 97 y por ahí están las grabaciones de los programas de esa época para que veáis como lo flipamos en su momento. Siempre pensé que habiendo sido uno de los impulsores de la segunda venida del Heavy Metal Patrio optó valientemente por el camino difícil, y en lugar de clonarse a si mismo fue buscando un sonido elegante y alejado de los clichés, incluso con el rechazo de los fans más recalcitrantes. Cuando Avalanch definitivamente se rompió y apostó por Alquimia se encontró una vez más con la dura realidad de este país, empezar una y otra vez desde abajo. No comparto, pero entiendo que tras dos tentativas de calidad musical pero mucho menos éxito comercial del merecido se haya decidido por dar a la gente lo que realmente pide… otra vez el mismo puñetero disco. Al fin y al cabo estamos en una cultura que no acepta lo nuevo y por eso lo petan las bandas tributo y las radiofórmulas rockeras que repiten una y otra vez la misma canción gastada. Así pues, el All Star de Avalanch me parece una forma de recolectar después de haber intentado sembrar durante mucho tiempo. El concierto estuvo correctísimo, claro, lleva a los mejores y no puede pinchar, incluso pese a alguna dificultad técnica. El público no acabó de involucrarse demasiado más allá de momentos puntuales al estilo “Lucero”, “Alas de Cristal”… puestos a rememorar personalmente hubiese preferido más material de la primera época, pero como digo siempre, qué temas tocar es decisión suya y no nuestra, faltaría más.
Sobre Scorpions iba a pesar durante toda la noche la losa de la comparación con el concierto de 2007, en el que te recuerdo que escribimos entre otras cosas que “alguno tuvo que recoger sus cojones del suelo al ver que “La panda de abueletes” están mucho más en forma que otros grupos mucho más jovenes y supuestamente vitales.” Asistíamos a la supuesta despedida de Scorpions: acababan de publicar un gran disco de estudio como “Humanity: Hour 1” y un directo en Wacken que les mostraba en un momento de forma inigualable, lo que se hubiese llamado irse por la puerta grande.
Sin embargo, no lo hicieron. Estos diez años han sobrevivido con mucha dignidad para ser una banda con más de medio siglo de historia, pero han bajado el listón de manera inevitable y paulatina. Como son zorros viejos se han sabido colocar un repertorio que da mucho más respiro a cada músico y a las voces en particular, repartiéndose un poco entre todos el trabajo de llenar la hora y media exacta (más 20 minutos de bises), hay ahora muchos más interludios instrumentales, un pequeño set acústico a medio concierto y una alternancia constante entre temas rockeros y baladas. Conste que no digo esto como una crítica negativa, salí con la sensación de que Scorpions juegan las piezas que tienen de la mejor manera posible, lo que sucede es que ya llevan mucho tiempo en esta partida que al final todos perdemos.
Me acordé de las sinceras palabras de Francis Rossi de Status Quo cuando le entrevistamos y nos reconocía que habían planteado un show más suave porque no aguantaba ya un concierto rockero del tirón, es lógico y respetable. Sin embargo hay que decir que en todo momento mantienen la intensidad, los solos no son aburridos, dan espectáculo todo el rato, se hacen el mítico “Coast to Coast” con Klaus Meine también a la guitarra para ofrecer una foto memorable, dejan cantar al público en los baladones, se sacan temas de su primera época de la chistera de su interminable repertorio y a intervalos suenan muy potentes e intensos, se marcan un homenaje a Lemmy ni mas ni menos que versionando a Motörhead (No olvidar que a los palos llevan a Mikkey Dee)… si aislases por ejemplo “Big City Nights”, “The Zoo” o “Rock you like a Hurricane” los notarías en plena forma, porque durante todo el bolo, a excepción de un par de clamorosos resbalones de Rudolf Shencker y del principio del bolo en el que Meine no estuvo tan fino como en el resto, supieron dar lo mejor de si. También hay que decir, en comparación con el bolo de El Ferial, que este último fue mucho más vistoso, la tecnología ha avanzado una barbaridad y hacen un buen uso de un escenario lleno de pantallas en el que tan pronto te proyectan la bandera española, como una muralla de Marshall ficticios (no hay amplis en el escenario), o juegan a disparar portadas de sus álbumes coincidiendo con los golpes de batería durante un solo con plataforma elevada.
La sensación final es que los pros vencieron a los peros y tuvimos amplio disfrute, con tres buenas bandas sobre un escenario que espero que a partir de ahora se convierta en más habitual en la ciudad. Se me ocurren centenares de bandas que podrían visitarnos, a ver si con suerte, alguna, alguna vez lo hace sin necesidad de esperar a que sea año santo para la madre iglesia.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos y vídeos por Oskar Sánchez.