Allá por 2011 varios amigos me pasaron en distintos momentos y lugares el segundo disco de Haken con una insistente recomendación. Me pareció por aquel entonces que estaban bien, pero, probablemente porque musicalmente difiero un poco en gustos con quienes me lo recomendaron no acabé de identificarme con las pasiones que ya estaban levantando.
Un par de años más tarde volví a ellos con interés renovado, sobre todo porque fue en ese momento en el que me enteré de que Richard Henshall también había sido teclista de To-Mera una interesante e original banda de metal progresivo con voz femenina a la que había estado enganchado algunos años antes.
A la evidente metalización de la música de Haken se unió mi mayor disposición para hacerles caso, y entonces si: The Mountain se convirtió en uno de mis discos de cabecera y el videoclip de muñecos de trapo de Crocoach King parte de la banda sonora de la infancia de mi hijo y por ende de toda mi casa durante muchos meses.
Las obras cumbre son difíciles de superar y me arrimé a Affinity por primera vez con cierto escepticismo. Tras unos quince minutos de escucha estaba ya absolutamente convencido de que no solo habían grabado el disco de su carrera hasta el momento si no de que es uno de los más importantes de la década y merece su hueco en la historia del prog. Con esa idea en la cabeza viajé hasta el minnuendo y también con el miedo de que no supiesen defenderle en directo, pero como sabéis por la reseña que os trajimos en absoluto fue así.
Affinity es una obra maestra, su primera mitad es simplemente apabullante, y la segunda parte va ganando en interés con las sucesivas escuchas consiguiendo que no sea uno de esos álbumes que lo cuentan todo a la primera. Contiene las mejores virtudes de la música enrevesada y sin embargo te arrastra de canción en canción a base de magníficas melodías vocales que son capaces de hacerte olvidar las complicadísimas amalgamas rítmicas sobre las que flota.
Es muy variado en ambientes, que van desde partes abiertas reposadas hasta demenciales riffs metálicos, hay temas como Earthrise que casi rozan por momentos el AOR contrastados con grandes partes instrumentales de teclado o memorables solos de guitarras. El tema The Architect incluye a Einar Solberg de nuestros adorados Leprous en los guturales, aunque visto lo visto en directo, Jennings podría haberlo llevado a cabo sin ayuda de nadie.
Temáticamente recurren de manera constante a los años ochenta como incio de la era tecnológica y a sus implicaciones en la época actual. De manera coherente hay varios pasajes que nos recuerdan a los discos de ese periodo denostado musicalmente por muchos pero reivindicado, como vemos, por otros tantos. La estética del disco, su web y su espectáculo en directo casan de manera perfecta para retrotraernos treinta años atrás, pero no interpretéis por ello que nos encontramos ante un ejercicio de pura nostalgia y tributo a tiempos mejores, Haken están, sin duda, poniendo piedras firmes sobre las que en el futuro se asentarán edificios enteros. Tiempo.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por HAKEN