Dicen que en cierta ocasión un ejecutivo de Virgin bromeaba con Mike Oldfield reconociéndole como genio componiendo obras complicadas, pero acusándoles de ser incapaz de condensar su talento en un single radiable. Dicen que fue entonces cuando Mike Oldfield se marchó a su casa y compuso Moonlight Shadow.
No se que tendrá de cierto la anécdota, me la contaron en un bar, hace muchos años, cuando no estábamos obsesionados con comprobar todo en wikipeda. Cierta o no, me sirve de igual manera para explicar lo que quiero explicar: La historia de la música está llena de maravillosos ejemplos en los que músicos de progresivo se deciden a mostrar todo su talento en singles directos y rotundos.
Así Blackfield IV es un muestrario de canciones simplemente perfectas, que en ningún caso llegan a los cuatro minutos. Podrían hacerlo, de hecho son varias las que terminan en un fade out, pero no lo hacen, porque la elección de Steven Wilson y de Aviv Geffen (Parece que cada vez más de este último), ha sido ir directos al grano, con estribillos grandiosos y arreglos leves pero bonitos. Con un concepto que en muchas ocasiones nos trae a la cabeza la parte más McCartney de los Beatles.
Por contra, es posible que los más aficionados al progresivo encuentren este disco un tanto empachante y ausente de sorpresas, pero es innegable que todos los temas son aciertos al círculo rojo de la diana.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por BLACKFIELD