Hace poco en Robayera, Nieves Correa exponía nueve agendas escritas a mano en las que había anotado, además de sus reuniones de trabajo, sus planes personales en el llamado “tiempo libre”. El agobio de lo obligatorio tiene que dejar un hueco al ocio y si cuando llega el sábado estás cansado, te levantas. Si tienes fuerza cinco días para trabajar, también tienes que tener fuerza para divertirte los otros dos.
Nueve de la Noche on the dot. Así da gusto. Llegar y besar a la santa, una pequeña charla en la puerta y me perdí la primera de Shibari, en principio la banda más discordante en género de la noche, pero unidos a Pizzería por parte de punk y fetichismo. Tienen un disco de 2022 en el que presentaban un Hardcore Melódico muy al estilo noventero, como dejaron claro las versiones de Green Day y Sub Society en las que reconocían a las claras sus influencias. También incluyeron el Die Die My Darling de los Misfits, pero dada la camiseta de Metallica de su batería, a lo mejor ese tema ha llegado a su reper dando un rodeo. Parecen estar transicionando al punkrock en castellano. Harían un buen combo con los T22 en directo.
Elizabeltz nos dejaron ya sentados de culo hace un año cuando por carambolas del destino acabamos trayéndoles a tocar a nuestra fiesta de Carnaval en Ítaca. Ese día venían cojos de un guitarrista y aun así pusieron todo patas arriba. Ahora completos y con la propuesta aun más consolidada dejaron todavía más caras de estupefacción en la platea del New. Vienen presentando su recién parido Alabaren en el que dan un salto adelante en todos los sentidos, que deja desconcertado a todo el mundo, a ratos parecen reconocerse influencias que van desde Marilyn Manson a Sopor Aeternus pasando por Ghost, pero es que también hay solos de Heavy Metal, Riffs heredados del rock clásico y Pig Squeals de Grindcore. Al final nadie sabe muy bien que está pasando, sólo que una fuerza oscura de la naturaleza te atrae al escenario. Da miedo pensar donde podría llegar esta gente si un día tienen dinero como para hacer un montaje de escenario grande.
Hay que tener unos genitales bien velludos para intentar dar un espectáculo después de que Elizabeltz prendan fuego al garito, pero para postre había Pizza, y ya sabemos cómo se las gastan. Si el pasado Halloween estaban ya mostrando la pata, ahora han ajustado y mejorado su propuesta con un show todavía más fluido y enérgico que te pone a bailar desde el segundo uno. El descaro de estos tres, y la facilidad con la que crean temazos de post punk, de estribillos memorables convierten la reunión en una orgía festiva. Al terminar el exorcismo de sudor y sangre nos miramos con cara de satisfacción como quién después de un buen polvo se queda vacío. ¡Qué falta nos hacía!
Fotos: Oskar Sánchez y Carlos Nuñez