Un lunes lluvioso del mes de noviembre no invita mucho a coger el coche y plantarte en Santander a ver un concierto, pero si lo miras de otro modo, tal vez era justo el ambiente ideal para ponerle a Sindicato Vertical como banda sonora.
Nueve de la noche, en la pantalla se proyecta Metropolis. Superada ya la pereza de llegar al punto de encuentro, disfrutamos de animada charla con algunos amigos que hacía tiempo que no coincidíamos. Estamos recuperando nuestra vida, los conciertos de pie, las cervezas en barra.
Sindicato Vertical presentan al fin el disco que publicaron en confinamiento, con una gira que fue cancelada de manera abrupta y que intenta revivir en este último tramo de 2021. Vienen de Benidorm, Bermeo, Llodio, Bilbao, y aun les quedan por delante varias plazas, como Tarragona y Barcelona antes de lanzarse a Europa.
Se presentan como dúo, habiendo perdido a dos miembros por el camino, lo que sin duda debe hacer mella en su directo, aunque por otro lado siempre he admirado la capacidad que tiene la escena oscura de sacar pecho y llevar adelante proyectos singulares caiga quién caiga. Mientras que una banda de rock sin bajista y batería es bastante inconcebible, en esta corriente en la que cajas de ritmos y programaciones son habituales pesa más el resultado escénico final y por eso en muchas ocasiones se prefiere mantener sólo a los miembros más implicados en lugar de buscar a cualquier mercenario como sustituto.
La propuesta de Sindicato está atada al sonido ochentero posterior a la decadencia punk. Con clara influencia de Morrisey en las voces y una estética Kraftwerkiana sus reminiscencias musicales también apuntan de manera clara a la parte más oscura y fría de la nueva ola. Así pues la gran apuesta de Sindicato Vertical no está tanto en innovar o reinventar ningún estilo, si no en llevar a la vida una propuesta musical y estética que no es tan habitual en nuestros alrededores. Eso sí, con una buena colección de temazos propios.
Dicho lo cual, el concierto fue una gozada para todos los que disfrutamos de esta corriente y no tenemos tantas oportunidades de ver conciertos del estilo. Gerardo García y Paco Poveda levantan los temas con fuerza y te ponen a bailar con sus ritmos marciales. El gran acierto de mantenerse a contraluz sobre las proyecciones dota al conjunto de un resultado único. No tenemos a veces la paciencia y calma para volver a revisar los clásicos del mudo, y esta nueva vida, como parte de un todo más dinámico que grupos como Toundra o Sindicato Vertical le están aportando es impagable.
Reseña: Oskar Sánchez
Fotos de arriba y Vídeos: Oskar Sánchez
Fotos de abajo: Carlos Nuñez