SISTERS OF MERCY

Nunca he lamentado el haber ido a un concierto y en cambio sí que me remuerde la conciencia cuando me acuerdo de aquellos en los que estaba interesado y a los que finalmente no asistí.

Todos merecen, merecemos una segunda oportunidad y Eldritch por descontado. Existe una cierta fascinación en encontrar los puntos débiles de quienes estan “arriba” aunque pocos mitos nos quedan ya como para regozijarnos en la decadencia de uno de ellos. Pero ahora no es el momento de debatir sobre lo que aconteció en su anterior concierto en la Riviera.

En esta ocasión salió al escenario sin dar la sensación de querer pegarse con todo el mundo y de morder la gótica mano que le da de comer, como ocurriera por aquel entonces… y se centró en demostrar porque está donde está.

El comienzo fue fulgurante -nada menos que con “Temple of Love”. Ya desde ese momento se podía percibir que este concierto iba a ser de los buenos. Eldritch cedió parte de su inevitable protagonismo a los músicos que le acompañaban en esta ocasión, principalmente a un guitarrista brillante como el que estaba a la izquierda (el de pelo moreno) cuyos fraseos sonaban con gran nitidez y al que solo se le podría oponer el exceso de condimentación con estridencias metaleras en alguno de los temas, pero a estas alturas no vamos a sorprendernos por los coqueteos de los Sisters of Mercy con el metal.

Así pudimos disfrutar de su poderoso sonido al son de una “Doktor Avalanche” que te “impide” estar quieto un solo momento y sobre la que se interpretaron indiscutibles clásicos como: Alice, Dominion, Lucretia… (los más celebrados por la audiencia) temas como On the Wire, Burn, Anaconda, etc… y “novedades” como Suzanne y Summer. Particularmente eché en falta algunos temas del excelente First and Last and Always… pero cuando uno es fan de un grupo siempre se acuerda de los temas que no sonaron.

Confirmamos entonces que ciertos detalles: el lema “Sisters of Mercy” en las entradas, carteles… y no solo “Sisters”, su atuendo (cazadora de cuero negro incluída) en lugar de la ya célebre camisa de un equipo hockey sobre hielo, etc… respondían a un estado de ánimo diferente. Se veía (a través de una densa neblina, eso sí) a un Eldritch en plena forma y disfrutando con el concierto, practicando ese recurrente gesto típico de él con la mirada perdida y la boca abierta temblorosa de éxtasis.

Esta vez sí hubo complicidad con el público, esta vez, como ya he comentado, el resto de los miembros del grupo tuvieron su protagonismo saliendo al comienzo de los bises solos al escenario para tocar “Top Nite Out”, siendo reconocidos por Eldritch al final del concierto y aclamados por una audiencia que recibió con gran euforia “Vision Thing” y “This Corrosion”, temas con los que Mr. Eldritch se despidió inclinándose y entonando un sonoro “Thanks”.

Crónica por Kike Paralitiko, fotos por Kike Paralitiko.

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