Después de un irregular debut autoeditado y de volarnos la sesera con “Slipknot”, su primer álbum oficial para Roadrunner Records, los chicos de Iowa se descolgaron con el álbum más extremo posible. Con “Iowa”, Slipknot le dieron una soberana bofetada a todos esos críticos que aseguraron que la banda suavizaría su sonido y seguiría los derroteros del tema “Wait and Bleed” de cara a su siguiente trabajo. El morbo estuvo asegurado desde el momento en que el disco vio la luz. Slipknot estaban obligados a superarse a si mismos y a demostrar a propios y extraños que su banda no se trataba de un vulgar montaje discográfico condenado a desaparecer después de dos singles de éxito.
Volvieron a repetir con el productor Ross Robinson y nos regalaron un álbum que mejoraba su fórmula inicial y los llevaba a convertirse en un monstruo más grande, más ruidoso, más técnico y más enérgico. La banda descargó su artillería sobre Des Moines y Iowa y no dejó un ser humano con vida. El monstruo había vuelto para vengarse de su ciudad natal y de su estado con un testimonio sonoro que pretendía que nunca jamás volviese a crecer la hierba en esa zona de los Estados Unidos. El disco llegó al oro el mismo día que se puso a la venta y aupó a la banda a la categoría de grupos como Pantera, Slayer o Metallica. Volviendo a demostrar que los fans podían impulsar hasta la estratósfera de la comercialidad a una banda de metal extremo. Este es uno de esos trabajos que lo tienen todo, posee una producción excelente y una colección de bombas sonoras capaces de arrasar con el planeta tierra. Se escucha alto y claro y no duele cuando subes el volumen, quizás esa fue una de las características de su enorme exitazo.
El álbum arranca a lo bestia con “People = Shit”, una auténtica bomba atómica sónica que no deja títere con cabeza. Las guitarras de Mick Thomson y James Root rugen como dos verdaderas motosierras, la base rítmica formada por Chris Fhen, Shawn Crahan y Joey Jordison te levanta de tu asiento como un terremoto, los samples del dj Graig Jones te ponen en órbita espacial y Corey Taylor se rompe la voz disparando frontalmente contra los catetos cortos de miras y la sociedad norteamericana. El disco continúa con los trepidantes ritmos y las percusiones rompecuellos de “Disasterpiece” y “My Plague”. En este último tema puede apreciarse el gusto del cantante Corey Taylor por los estribillos y los arreglos melódicos, una característica que la banda explotaría a tope en futuras entregas discográficas.
La banda acelera a tope con “Everything Ends” y “The Herectic Anthem”, este último tema es uno de los momentos más ruidosos y cafres del disco. La percusión, las guitarras y las voces de Corey alcanzan cotas de auténtica brutalidad. A pesar de todo, se trata de un tema fácil de escuchar que posee unos magistrales y pegadizos estribillos. Después de un momento de calma con la enfermiza atmosfera de “Gently”, Slipknot nos regalan el que podría ser el single definitivo del álbum. “Left Behind” representa a la perfección la fórmula que la banda había conseguido hasta ese momento llevaba a la enésima potencia. Percusión adictiva, guitarras cortantes y atronadoras y una combinación de voces guturales con estribillos melódicos enfermizamente adictivos. La canción narra en primera persona el delicado tema del abandono infantil y sus terribles consecuencias consiguiendo que se te encoja el alma.
La bestia mete de nuevo la directa atacando a la yugular con “The Shape” y la pegadiza y percusiva “Iam Hated” para a continuación bajar de nuevo de revoluciones con las enfermizas y terroríficas atmosferas de “Skin Ticket”.
Cuando parecía que la banda no podía superarse en cuestiones de brutalidad, dan otra vuelta de tuerca y nos vuelan la cabeza con “New Abortion” y “Metabolic”, demostrando que por aquella época eran una fuente inagotable de terroríficos ritmos e incendiarios riffs de guitarra.
El álbum cierra con la demoniaca energía de “Iowa”, un reflexivo y enfermizo tema que expone todo lo que algunos componentes de la banda tuvieron que vivir y padecer en su lugar de origen antes de acceder al éxito y poder escapar de allí. La canción es un eslabón de enganche para todos los inadaptados recluidos en pequeños y marginales núcleos de población.
Con “Iowa” la banda se vació a tope demostrando que eran algo absolutamente real. Vertieron todo su arte y todo su odio, dejaron claro que si no se hubiesen dedicado a la música muchos de ellos hubiesen acabado muertos o en la cárcel. Por aquel entonces hasta Tom Araya de Slayer llegó a asegurar que era un reto compartir escenario con Slipknot, suscitaban sensación de miedo, precaución y respeto hasta dentro de las bandas más peligrosas y extremas. Os dejo unas cuantas declaraciones que sus miembros hicieron durante aquella emocionante época a la revista Rocksound:
“Creo que con “Iowa” hicimos lo correcto. El disco no vendió tanto como se esperaba. Todo el mundo esperaba que vendiese ocho millones de copias, pero era imposible que un disco como ese vendiese tanto. Tienes que pincharle en momentos concretos. Por ejemplo, cuando estás haciendo ejercicio o cuando necesitas eliminar cierto stress. No es un disco que puedas tener de fondo como tantos otros. Estoy agradecido de no haber perdido a nuestros primeros fans, ellos entendieron lo que queríamos llevar a cabo. Desde el principio dijimos que sería un disco más crudo, duro y oscuro. La gente no se lo creía, pensaban que íbamos a lanzar un álbum con ocho singles, pero mantuvimos nuestra identidad. Me siento muy orgulloso de ese álbum porque es completamente puro y sincero.” (Corey Taylor)
“Este álbum es más violento, mucho más agresivo. Es el fin del mundo, querido. Nosotros estamos aquí para hacerte saber que dentro de poco todo se habrá terminado. Vas a ver como todo se viene abajo.” (Shawn Crahan, Clown)
“La gente es una mierda. Beben, comen, cagan y vuelta a comenzar. No construyen, tan solo destruyen… Son parásitos.” (Shawn Crahan, Clown)
“¿El remedio a este mundo? Que todo desaparezca. Un buen meteorito para que todo se acabe. Yo estaré con mi familia. Los abrazaré, todas nuestras energías partirán juntas. Este mundo es demasiado patético, me da nauseas ver como algunas empresas vierten veinte veces su petróleo en los océanos y nadie se lo impide. En cambio, a mí me señalan con el dedo por cantar “Fuck this world”, ¿te lo puedes creer?” (Shawn Crahan, Clown)
Nacho García Álvarez