Grandes Esperanzas: Tanto Cronómetrobudú como Deidre se están convirtiendo en habituales visitantes del panorama musical Cántabro, Soylent Green hacían esta vez de anfitriones en una interesante y divertida velada más en la D’Manu
Desde luego la noche de ayer era bastante especial en todos los sentidos. Soylent Green acaban de salir del estudio de grabar lo que será su primer disco. CronómetroBudú venian presentando su segundo CD, recien editado, y además presentaban nuevo batería y flautista, y por su parte, Deidre, también nos presentaban a su nuevo batería, que por otra parte, el interés se hacía doble ya que ese nuevo batería no es otro que Victor Franquelo (Bifrost, Mordor, Lunática…).
Como digo la primera banda en actuar fue Soylent Green. He tenido la oportunidad de escuchar varios de los temas que irán en su primer cd y creo que es una dignísima tarjeta de presentación. Sonido alto, potente y cercano, creo yo, al objetivo que se habían marcado al formar el grupo. Ayer la sensación fue, por un lado de gran crecimiento como banda, creo que están en proceso de dar un gran salto cualitativo. Ch se mostró mucho más seguro en la base, además de vérsele mucho más cómodo en el escenario. Dani ha encontrado un buen sitio en el que moverse a la hora de cantar y hace sin duda un mucho mejor papel que en los inicios de la banda. Luis estuvo simplemente magistral, aunque esto no sea novedad. Por su parte, tanto Pier como Nava no acabaron de encontrarse del todo cómodos anoche, por diversos problemas técnicos, principalmente achacables a amplificadores, sillas sin respaldo y de más.
En general el conjunto fue más que satisfactorio, es curioso ver como mucha gente ya se sabe letras de canciones completas, a pesar de que oficialmente no tienen ninguna grabación disponible. Nos regalaron, además, un par de versiones a lo redneck de Deep Purple y ZZ Top. En resumen, nos dieron pistas suficientes para poder afirmar que pueden llegar a ser grandes. A ver si en el próximo todo funciona como debe.
El concierto de Deidre, (dejando a parte la actuación estelar de nuestro forero Pelíkano arrastrandose por el suelo y pidiendo que le firmasen el culo, mientras Fer intentaba concentrarse en Triste), ha venido muy marcado por el cambio de batería. Realmente las dos últimas visitas de la banda madrileña a Cantabria han sido muy cercanas, y por tanto la comparación es inevitable. David es sin duda un gran batería, original, técnico y con muchos recursos, pero Deidre no era quizas la banda más adecuada para él. Ya lo pensamos la primera vez que les vimos, y por tanto no nos ha extrañado que hayan decidido seguir caminos separados. Por otro lado, no es sólo que Victor tenga habitualmente mayor pegada, (al ser un batería metálico en comparación con David que es más Jazzy) si no que ayer además, tal vez por presentarse de nuevo en su tierra, estuvo especialmente bruto. Este tema está además, creo, en via de solucionar el otro punto flojo de Deidre, osea, que Sandra sea más firme y contundente en la pulsación. Evidentemente la manera de tocar va con la personalidad de cada uno, y por otra parte, la pulsación tenue y acariciante le pega mucho con la pose de living dead doll de mirada afectada, pero creo que sin duda ese tema de la pulsación se vio también mucho mejor que en su anterior visita a Cantabria. Cuando el batería empuja, el bajista no tiene más remedio que tocar más fuerte, y viceversa.
Bueno, dejando de lado todas estas paparruchas, Deidre nos ofrecieron un concierto corto, con unos siete temas en total, de entre los que habría que destacar Hadas, que ahora si que suena gorda de verdad. La parte más metal ha quedado mucho más asentada, la parte más íntima siempre es más dificil de conseguir hacer sonar, especialmente en un concierto sin juego de luces y sin un público que esté por la labor. A Deidre el ambiente festivo no les favorece demasiado, y tal vez ayer rompió un poco el concierto en un par de ocasiones.
El considerable retraso en el inicio del concierto acabó repercutiendo en el repertorio de Cronómetrobudú, que unos quince minutos despues de la hora oficial de cierre, aun tenían unos cinco temas preparados para tocar. Esto, unido a que no habían podido probar adecuadamente, hizo que su actuación no estuviese a 100 %, no se llegaron a encontrar cómodos del todo encima del escenario, a ratos no se escuchaba el violin y a ratos no se oia la flauta, y realmente también iban un poco a contrareloj desde el principio. Además la banda está en proceso de adaptación, ya que tienen nuevo batería y precisamente en este concierto estrenaban también a su nueva flautista.
He visto a Cronómetrobudú tres veces y esta ha sido una actuación intermedia. La anterior la verdad es que fue un poco desaste, por un cúmulo de circustancias. La primera vez que les vi, sin embargo fue increíble, y se ha convertido para mi en un punto de referencia de lo que espero de un concierto de Cronómetrobudú. Por tanto, y por comparación con aquella vez, eché de menos la soltura de Javier para unir unos temas con otros, recitar de memoria y hacer de Cronómetro algo mucho más grande que una banda de rock. De vez en cuando alguien se encuentra con una persona capaz de verbalizar los sentimientos, sin que suenen tópicos o ridículos, y cronómetro tenían ese poder, que espero que poco a poco recuperen…
Por otro lado, también echamos de menos los coros de Sonia (anterior flautista de la banda). Pero mirando hacia adelante, en lugar de hacia atrás, creo que hay mucho futuro en cronómetrobudú y que simplemente ahora están buscando de nuevo el camino. Pese a todo, tienen muchas canciones muy buenas, (como Frio, Ardides de Caballero, Cronómetrobudú, Victor Jamás o Verde, que aunque a mi personalmente no sea la que más me mola, reconozco que tiene mucho tirón entre la gente) y además acaban de editar un gran disco que sin duda les va a hacer crecer durante los próximos meses.
Esperamos que vuelvan pronto con el show hipermátizado que esperamos de ellos, y con más calma, y a ver si a la siguiente tenemos también oportunidad de charlar más tranquilamente con ellos de todas estas impresiones.
Como ves, por tanto un concierto que se podría resumir, parafraseando a Dickens con el apelativo de “Grandes Esperanzas” ya que aunque ninguno de los tres grupos tuvo una actuación plena, los tres nos dejaron con la sensación de crecimiento y de estar a unos centímetros de poder ofrecer lo que sabemos que son capaces. Por último, reseñar que nos sentimos muy contentos de ver ayer la sala con una entrada más que respetable, con un montón de caras nuevas viendo los conciertos, y con mucha gente conociendo las letras de los grupos y apoyando por igual las tres actuaciones. Así da gusto.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.