Toda una fiesta fue, anoche, la sala Rockville y sus inmediaciones. Nos visitaban los grandísimos Striker, embebidos en una gira que les ha llevado a reservar 7 fechas en La Península, incluyendo una noche en Lisboa.
Llegando de Ciudad Real donde descargaron la noche anterior ante unas 50 personas, Tocaba que nos dejaran su arte, el jueves, en La Rockville ante otros tantos 50 ó 60 fans, a los que nos alegró la noche. Hablaba con nosotros antes del concierto, su guitarrista John Simon Fallon. Nos contaba cómo salió de su retiro para involucrarse en esta gira en la que se le ve disfrutar. “Es dura la carretera”, decía, pero El COVID ha sido muy duro en todas partes, para todos, pero si un sector lo ha sufrido, ese ha sido el de la música en directo y había ganas volver a sentir el contacto con el público.
Presentando a la vez su último LP Alive in the Studio, grabado durante el confinamiento, en formato de pseudo directo y estrenando los dos primeros single Deathwish y Strange Love de su próximo trabajo, que será rematado tras esta gira. Teníamos muchas ganas de ver cómo habían encajado las nuevas incorporaciones y sinceramente, no podían haber encajado mejor.
Pero antes que Striker, saltaron al escenario de la Rockville, los que anoche iban a ser sus escuderos. Hablo de los extremeños Adarel. Adarel es una banda de Heavy Metal clásico que tiene ya el poso y la sapiencia que da los años y que aunque con cambios de formación y tres “larga duración” en su mochila, se encuentran en una forma estupenda, presentando lo que es el primer single de algo más grande, que esperamos vaya tomando forma y nos presenten en cualquier momento.
Lamentablemente, por un error de este humilde desastre de persona que soy yo y varios compromisos previos de índole profesional, no pude llegar a tiempo a su actuación, pero tuvimos la ocasión de hablar con el batería de Adarel tras acabar su bolo. La conversación, cómo no, giró en torno a las dificultades de una profesión tan azarosa; el futuro del metal, que son los jóvenes, a los que cada vez parece más difícil llegarles con una competencia, la mayoría de las veces desleal, de los medios de comunicación de masas y la industria del entretenimiento, entretenidos en otros tipos de música y también hubo tiempo para comentar la relación con los cabezas de cartel, que a pesar de la barrera idiomática, aseguran que está siendo ejemplar. Y es que en todo momento se respiraba buen rollo y ambas bandas estaban contentas con el resultado de las actuaciones, la sala y el sonido conseguido y de esto último, damos fe.
¡Y llegó el momento de la verdad! Saltaron los Striker como la mezcla de una apisonadora y una bailarina. Moviéndose por el escenario continuamente, perfectamente involucrados con el público que estaba (estábamos) encantados; siendo como son, muy expresivos. En sus caras se podía apreciar la concentración, necesaria para obtener buenos resultados y la pasión por su trabajo. La ejecución, demoledora, en la que los solos y las armonías se sucedían entre los dos guitarristas Timothy Brown y John Simon Fallon (me váis a perdonar mi predilección por las 6, 7 u 8 cuerdas), sin dejar de lado la voz de Dan Cleary que nunca defrauda. Cómo no, el carismático Pete Klassen y su bajo sin el que Striker no sería lo mismo y el nuevo batería, que lo es también de The Order of Chaos, Cory Hofing. Forman una banda cohesionada y eficaz.
Con un setlist que se hizo cortísimo, porque pareció pasar el concierto en un suspiro; mérito absoluto de estos señores; que además de serlo, señores, son majísimos. Arrancaron con Heart of Lies, un tema poderoso del álbum Play to Win (2018) muy powermetalero que fue perfecto para despertar al público, ya desde el primer momento.
Le siguió Born to Lose del álbum homónimo Striker (2017) y que también aparece en Alive in the Studio que es, hasta el momento su último trabajo en forma de larga duración y que presentan en esta gira. Ya sabéis los motivos “pan mundiales” por lo que esto es así y se va con retraso en los estrenos… Tema totalmente ochentero, como para hacer volver los fantasmas del pasado, unos buenos y otros malos, que siempre despiertan de su letargo en estas ocasiones.
Para seguir con ese “ten con ten” entre historia y presente de la banda, le llega el turno a su primer nuevo single, Deathwish Sin dejar la evocadora sensación de volver atrás en el tiempo, estamos en los derroteros de lo que parece su actual orientación al Hard Rock. Buen tema, bien construido y mejor interpretado, que te pega al suelo y te hace clavar los ojos y las orejas a lo que se está cociendo en el escenario.
Seguimos alternando pasado y presente y cae Former Glory, también del álbum Striker y presente en su reciente Alive in the Studio.
Una alternancia de temas, bien escogida nos lleva a su segundo y flamante single Strange Love. en la misma línea hard rockera, incluso diría yo que tirando hacia el AOR, y es que hay giros guitarrísticos que me han traído a la memoria a grandísimos del gremio como Journey, aunque no vamos a hacer comparaciones porque, además de odiosas, no vienen a cuento. Striker tienen historia, discografía y calidad, que están sacando a paletadas desde que comenzamos la noche, como para presumir de lo que hacen y de su personalidad sobre el escenario, pero la memoria sensorial es así de caprichosa.
Saltamos a 2018 y suena The Front, tema que apareció por primera vez en Play to Win y que han recuperado, también, para Alive in the Studio. Una perfecta ocasión para escuchar las armonías de Timothy Brown y John Simon Fallon donde vemos la perfecta compenetración entre ambos que se conocen sin verse y hacen las delicias de un pobrecito escuchador como yo. Si a esto unes la gran voz de Dan Cleary, que en este tema. se sale… Una sonrisa se esboza en mi cara y mira que eso, decía mi ex, que no era nada fácil de conseguir. Bueno, decía más cosas, pero no creo que sea el momento. Estamos a lo que estamos, que es, Striker y es que golpean de nuevo. Esta vez con Head First.
Head First, también de Play to Win y Alive in the Studio, está claro que estamos retomando contacto con la audiencia y me parece un buen ejercicio el recordatorio de temas elegidos, vueltos a interpretar con la distancia que da el tiempo y la experiencia. Hasta el momento, el experimento me parece un éxito y no hay nada que me haga presagiar que esto vaya a desinflarse. La banda está cómoda en el escenario, el sonido es impecable, la sala entregada. ¡Yo, el primero! Y es que ahí están todos a una, colaborando en un tema muy coral, en el que las voces de todos, especialmente Pete Klassen, que es el que mayormente apoya en las voces.
Llega el momento de Out for Blood, que se puede encontrar en su disco Stand in the Fire de 2016, todo un clásico y en su nueva versión en Alive in the Studio. Tema poderoso y que engancha nada más empezar, rápido y a la vez con cambios de ritmo. ¿Qué más puedes pedir?
Comienza On the run. Este tema que si antes hablaba de reminiscencias AOR, con este tema se me vienen aún, con más fuerza, a la cabeza. Pertenece a Play to Win, es decir nos movemos entre 2017 y 2018 en el grueso de los temas y el factor aglutinador es con toda evidencia, Alive in the Studio. Y es que es una preselección que ha dado forma al bolo, cosa totalmente natural y que asegura, pues la selección ha sido bien meditada que el resultado en directo esté a la altura de lo esperado. Las manos y las voces de Striker. dan el valor añadido, que todo buen directo necesita.
Suena, la “anomalía cuántica” de la noche. Ese tema que se sale del patrón que estamos escuchando, y de hecho, lo rompe en mil pedazos. La noche giraba en torno a temas de Alive in the Studio. De repente… Suena CrossRoads, de City of Gold (2014). La respuesta del público fue unánime y eso es muy bonito, porque fue una sorpresa y un bombazo al pecho de todos. No sólo eso, desde este punto al final del concierto fue una vorágine de temas a cual más carismático y que enganchaban al público más y más, si es que eso podía ser posible. Yo hubiera dicho que no, pero creedme, ¡sí que fue posible!
Se enlazaron, tras CrossRoads; Pass Me By del álbum Striker, Phoenix Lights y Too late, de Stand in the Fire y Fight for Your Life, de Armed to the Teeth. Todos ellos presentes en Alive in the Studio. El paroxismo fue unánime mientras se coreaban los temas, se bailaban, se mostraban cuernos, puños y todos disfrutamos como críos, como los críos que éramos entonces, en los días de esos recuerdos tan vívidos que nos han traído a la memoria esta bandaza. Esta máquina, bien engrasada para hacer Heavy Metal.
No hubo tiempo de mucho más, como decía antes todo fue vertiginoso, maravilloso y terriblemente corto. Queríamos más, mucho más, pero sólo pudo ser el Raining Blood de los Slayer, que resonó, como regalo a la audiencia y mucho que lo agradecimos y lo dejamos ver. Agradecimiento por el colofón y por toda la noche que pasamos con ellos.
Para finalizar, ¿qué puedo decir, qué puedo destacar? sobre todo la profesionalidad de una bandaza, Striker, bien escoltados por Adarel, la profesionalidad de una sala que entrega un sonido excepcional. A menudo, la palabra “profesional” suele significar frialdad, pero no fue el caso. La simbiosis con el público fue modélica, no sólo con los adultos que nos acercamos a escucharles y verles, sino también el cariño mostrado hacia los niños, que los hubo y que creo que también disfrutaron. No olvidemos que son el futuro de esta música, que amamos y por la que estamos aquí, luchando cada uno en nuestra trinchera. Gracias a todos los que desde el escenario nos hicisteis pasar una noche de jueves, mágica.
Thank you very much, men. We’ll be waiting for you to come again!
Texto y fotos: Juan Carlos López Aguilar