Ayer martes, en la sala Santana de Bilbao, tuve la suerte de poder ver por primera vez a la banda australiana, Airbourne. La sala abría puertas a las 19:00 h, y nosotras llegamos quince minutos más tarde. Fue sorprendente ver que ya a esa hora, estaba la cola de la entrada llena. Conforme fuimos entrando, vimos que dentro había ya bastante gente, y que sin darnos cuenta, se estaba llenando entera.
Se veía a la gente relajada pero con ganas de que empezara; cerve en mano, escuchamos a los de al lado decir que habían estado en el concierto que dieron allí mismo en el 2010, y que ya eran muy cañeros.
El comienzo no se hizo mucho esperar, y empezó “Supersuckers”. Grupo de Arizona, que he de decir que dejaron el listón alto, mucha gente les descubría esa misma noche y aun así se veía a todo el mundo muy motivado.
“Gracias Bilbao, nunca es mal momento para escuchar a Supersuckers por primera vez”, así cerraban su actuación la banda americana.
Al poco, y con una iluminación muy guapa, comenzaron Airbourne. Como esperaba (¡y deseaba!), abrieron con muchísima caña, y todo el público les seguimos.
Tocaron temas como Breaking out a hell, Running Wild, Too Much Too Young, Boneshaker, Back in the Game, Rivalry, Blond Bad and Beautyful, Boom of the Well, Stand Up for Rock n Roll… en muchos de los temas, sobretodo Joel O’Keeffe, metía alguna cosa para interactuar con el público y generar aún más espectáculo: ahí que sacan una mesa con whisky, cola y vasos con hielo, y el señor Joel preparó unos cacharros; no quiero dejar de contar, cómo un mazas cogió al vocalista-guitarra y lo subió a hombros, lo paseó por la sala entre nosotros, mientras se rompía una lata de cerveza en la cabeza y seguir luego tocando. Todo esto, más la iluminación, el buen sonido, las chapurreadas en castellano y euskera que de vez en cuando soltaba, hizo que desde que empezaron hasta que acabaron, el concierto fuera más que bueno.
En resumen, esas sudadas astronómicas y el reventón de volver luego en coche a casa durante más de una hora pitándome los oídos, los acepto con gusto porque hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una banda, un martes por la noche.
Inma Vínez