AMEN: Lo hicieron rápido y se fueron pronto. Para una despedida tan especial quisimos contar con las palabras de alguien que ha vivido su historia muy de cerca como es Vanesa, que comparte micros con Miguela en Lupers.
Me han encomendado esta misión que para mí, es mucho mas que comentar un espectáculo acompañado de un “break”.
Mi amiga y compañera, Jackie – Cheval me deja en bragas, pero podré perdonárselo. Se respiraba nerviosismo en la puerta del Black Bird. Poco a poco la gente se fue reuniendo. Amigos, conocidos y fans se iban congregando para presenciar el tan esperado “último concierto” de THE DRIVER con Jackie-Cheval en su formación.
Estoy convencida que dos años no serán suficientes para hacerles desaparecer, porque somos muchos los que aclamaremos su regreso.
Una mesa negra con artilugios electrónicos bien dispuestos y ordenados, la copa de vino blanco y la luz roja cegadora te hacían conectar con algo sagrado.
El ritual estaba a punto de comenzar; “Somos unos animales”, así comienza The Driver y sin pronunciar palabra alguna continuaron hasta el final.
“Le Dinner” estaba preparada con su suculenta receta mágica de sosiego sensual y rabia contenida, el equilibrio perfecto de los anfitriones.
Se han quedado en mi cabeza las imágenes poderosas de Alex, frente a la luz roja y su torso desnudo como un ser demoníaco anunciando la llegada del Apocalipsis.
Sonaron dos temas nuevos, “A hierro” (se ha convertido en uno de mis favoritos) elegante , sobrio y desatado en sus estribillos con Jackie-Cheval a fuego, y “Fiesta de Cerdos”. Habrá que esperar para un nuevo disco.
El resto de los temas fueron coreados por los presentes cual oración de sus fieles. Y el sacrificio se produce al final, cuando todo acaba y necesitas mas. Con “15 mierdas” terminaron. No hubo dramas. Es lo que hay y lo que nos dejan. El placer de disfrutar de esta ceremonia sagrada.
Crónica por Vanesa Del Castillo Puente, fotos por Vanesa Del Castillo Puente.