LA REVOLUCIÓN NO SERÁ TELEVISADA: Ya teníamos ganas de hablar por aquí del nuevo proyecto que han formado Miguela de Lupers junto a Alex Pis de Ídolos del Extrarradio. Estuvieron en el Niagara e Igor Cobo se acercó para contároslo.
El pasado jueves 25 de agosto en la sala Niagara de Santander pudimos ver el concierto del dúo “The Driver”.
Para los que no les conozcáis, “The Driver” lo forman Alex Pis (cantante y bajista de Ídolos del Extrarradio) y Miguela (cantante de Lupers). Su música es post-punk, spoken Word, synthpop… palabras que en realidad no se lo que significan y que he copiado de Internet, si de verdad queréis saber que hacen pasaros por su bandcamp.
Pasadas las once aquello empezó a sonar, la sala estaba llena de gente dispar aunque la primera línea eran mayoritariamente veinteañeros… siendo yo el ser humano más viejo en ese lugar. Para llegar a primera fila utilicé el viejo truco de llevar cámara gorda, con lo que la gente te dejan pasar pensando que eres del MondoSonoro.
Seria tópico utilizar lo de “la Bella y la Bestia” pero es la primera impresión que sientes al ver la serena belleza de Miguela frente al físico visceral de Alex soltando trallazos electrónicos y letras sin filtro con mensajes como “todos somos prostitutas” o deseos como “quítame ese hippie de la tele… y ponme algo más interesante”.
En las primeras filas se notaba que los que estábamos allí íbamos ya rendidos a ellos y a decir verdad no mire si la gente del fondo seguía con la misma intensidad el concierto.
El sonido para mí fue bastante bueno, eso si, eché en falta que estuviera un poco más alto el micro de Miguela, la cual en canciones como “Pomme” hace que su discurso en francés parezca susurrado a tus oídos. La capacidad de “frontman” de Alex es indiscutible, su forma de cantar (o interpretar diría yo) no deja indiferente a nadie. Su gestualidad y presencia en el escenario, el cual se le queda pequeño, hace que parezca un animal enjaulado esperando escapar. Y así acabo el concierto… con Alex abandonando el escenario sin mirar atrás.
Lo mejor: “15 Mierdas nos comemos” y “Rock para blandos”, dos temas que se meten en la cabeza para nunca salir.
Lo peor: Que tuviera que salir corriendo de allí al terminar y no poder hablar con nadie sobre lo que les había parecido el concierto.
Crónica por Igor Cobo, fotos por Igor Cobo.