JUST A TRIBUTE: Los aficionados a los sonidos más siniestros vivieron ayer una noche especial en el BlackBird con la visita del grupo tributo a The Cure, The Exploding Boys y la sesión Goethia posterior
Para nadie es secreto que la principal pieza que hace que una banda tributo funcione o no, es la voz. Con más o menos esfuerzo, seguramente con toneladas de estudio y trabajo todo lo demás es clonable, pero la voz, se tiene o no se tiene. Así, los primeros instantes de una actuación tributo suelen ser un poco tensos “Van bien, van bien, a ver cuando cante…” pero en este caso superaron la prueba sin problemas ya que precisamente ese es uno de sus puntos más fuertes en directo.
The Exploding Boys no intentan hacer un repertorio a lo Join the Dots, pero tampoco a lo Galore. No se trata de soltar un sota-caballo-y-rey carne de radiofórmula, ni de crear un repertorio tan oscuro que sólo los más acérrimos fans puedan disfrutar. La virtud está en el medio y por ahí es por donde se mueven, así que todo el mundo salió contento.
El estado mental ideal para ir a ver una banda tributo es liberarse de complejos y disfrutar. Como quien disfruta de la interpretación de una partitura clásica, y la verdad es que parece que ayer la mayoría de la gente sintonizó en esa actitud, porque se vivieron momentos de fiesta y comunión musical. La verdad es que no era muy difícil entrar en ambiente, porque The Exploding Boys son una de esas bandas que clavan el sonido de sus tributados. Me recordaron en ese aspecto a nuestros amigos de Dardem cuando se dedicaban a rendir homenaje a Depeche Mode, quiero decir, cerrando los ojos las similitudes son tantas que parece increible.
Tras la actuación de The Exploding Boys tuvimos la oportunidad de participar en la fiesta junto a nuestro amigo Enrique Salesa poniendo música en el BlackBird en una sesión Goethia, en la que sonaron grupos tan dispares como Diary of Dreams, Clan of Xymox o In Slaughter Natives por poner sólo tres ejemplos. Con ello cerramos una noche especialmente oscura en el BlackBird que esperamos que no tarde mucho en volverse a repetir.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.