Podría haber sido un lunes más, un lunes como cualquier otro. Iniciar la rutina, contribuir a la imparable sinergia capitalista, pero ahí esté el New como siempre, semana tras semana, como un héroe en las sombras para salvarnos de lo azarosa que puede ser la vida, haciendo que la semana sea más diáfana, y en especial si es un jodido lunes.
Al llegar a la sala avistamos al fondo a los dos artistas, que sin advertirlo, más tarde nos mandarían para casa con una sonrisa de oreja a oreja. Una dulce chica de aspecto jovial y un tímido y reservado tipo que se hacían llamar: JACKSON POLLOCK (Sí, como el pintor). Un dúo de garaje-punk, formado por Emily a la batería y voces, y Reginald al bajo y guitarra, nativos nada más y nada menos, que de Bologna (Italia). Tan pronto como saltaron al escenario sufrieron una total metamorfosis. Desinhibidos y a lo loco, estas dos personas llenaron todo el escenario, simple y llanamente por el placer de tocar. ¿Qué más da una baqueta rota? Para eso están las manos, ¿acaso importa una cuerda rota? Para eso tienes otras 5.
Del blues al garaje en un ¡plis! ¡plas!; punk en estado puro, en tu cara, directo a los oídos, nada sofisticado, sólo música hecha con el corazón, de esa música que te toca el alma…de esa que como el primer beso te hace sonreír toda la semana.
Crónica y fotos: Mateo Rúa.