Sucedió que a Omar se le cayó un diente, y pilló al ratoncito sin regalo que dejar bajo la almohada. Ante tamaña calamidad, supongo que en una familia cabal hubiesen optado por la socorrida moneda de euro, pero en esta nos gustan más las sorpresas que el vil metal, así que tras descartar un viaje express a un bazar de guardia (porque llovía) se nos ocurrió mirar en internet a ver si había entradas para ir a ver alguna cosa.
Omar es fan de los Beatles desde que tiene uso de razón. En casa nos gustan mucho, pero tampoco nos hemos dedicado a metérseles por los ojos. Cuando era bebé vimos en una tienda una silla McClaren del submarino amarillo y nos encaprichamos, sin saber que estábamos comenzando a crear un vínculo afectivo que pasaría por el submarino de lego, la peli del submarino, el picture disc del submarino y un etc que terminó desembocando sucesivamente en sendas enganchadas con los Beat Bugs y Across the Universe.
Así que el ratoncito a las doce de la noche, y a la desesperada, cerró los ojos ante el desorbitado precio de las entradas e hizo triple click.
No soy yo muy de tributos. Creo que es el cuarto en mi vida, ví a Dardem tocándose las de Depeche Mode, a otros Beatles en las fiestas de Torrelavega hace unos diez años y a unos que se llamaban The Lost Boys haciéndose un bolo a lo The Cure. Hasta ahí. Luego reventó el fenómeno y estaban por todos lados. Tampoco lo odio, pero en general siempre encuentro un concierto que me apetezca más.
Me parece curioso, sin embargo, que provoque tanta hostilidad. En las bandas Tributo, hay un poco de todo; peña a la que le gusta un grupo y quieren rendir homenaje y de paso sacarse unos duros, y peña que quiere sacarse unos duros y busca un grupo al que poder fusilar. Pero si lo piensas tampoco es tan distinto de la gente que hace reproducciones de cuadros clásicos, o de las orquestas que se dedican a tocar las partituras de cualquier compositor. Es una recreación. Leí en Facebook que “reciben una caricia que no era para ellos”, creo que lo saben. Creo que todo el mundo sabe que ese aplauso es más para las canciones que para los intérpretes, pero también hay, un poco de reconocimiento y agradecimiento a la gente que se esfuerza por mantenerlas con vida. No creo que los problemas de la escena local vengan exactamente por aquí, si no más bien en una cadena de eventos que han conseguido que la gente no quiera esforzarse lo más minimo en descubrir nada nuevo. A lo mejor un tributo se parece más a ir a ver Bohemiam Rhapsody que a ver un concierto de verdad, pero francamente, hace tiempo que puse al disfrute en la parte de arriba de mi pirámide de intereses, así que me da un poco igual, y si tengo la más mínima oportunidad me lo paso bien, ya sea en un concierto de punk, en una sesión de DJ, o en el Rock of Ages de la Warner.
Paradójicamente, The Beatles comenzaron haciendo versiones, como casi todo el mundo en la época, pero fueron uno de los mayores puntos de apoyo para que el público y la industria comenzase a valorar más a los músicos que además de intérpretes eran compositores.
The Mersey Beatles son cuatro tíos de Liverpool que llevan quince años haciendo su show en el Cavern, con más de 500 conciertos a las espaldas, y claro, lo clavan. Dividen el show en dos partes diferenciadas con las etapas roja y azul, que en principio irían separadas por un pequeño descanso para el cambio de vestuario y peluca, pero que en el Palacio hicieron del tirón, intercalando “Yesterday” y “While my Guitar Gently Weeps” en solitario por “Paul” y “George”. El repertorio tiró de palos mayores, con la única excepción de “This Boy”, de la cara B de “I Wanna Hold your Hand”, pero claro, los palos mayores de los Beatles son tantos, que podrías crear cuatro repertorios como el de anoche sólo con imprescindibles.
La interpretación fue correctísima, incluyendo un teclado de apoyo para la etapa psicodélica. La escenografía sencilla, basada en los dos conjuntos de trajes y una pantalla que daba algunos datos curiosos durante las canciones. El concierto hubiese ganado en alma si se hubiese celebrado en algún otro sitio en el que se pudiese bailar y beber mientras se canta, pero salimos sonriendo y con excusa para darle una nueva vuelta a la discografía completa de un grupo con una producción tan increible en tan poco tiempo que a veces uno duda que puedan haber existido de verdad.