

Este bolo lo tenía apuntado en mi agenda desde el día que salió el cartel, y es que a los To the burial se me había escapado verles antes, y a los Murdeity no había tenido aun ocasión. Siendo un viernes y en un local tan interesante como el CS Ítaca de Torrelavega, es evidente que no fue la mía la única agenda que lo reflejó, pues la asistencia no estuvo nada mal. Son dos bandas que ya venían haciéndose eco en redes con muy buen material, y esa noche pasarían (al menos para mí) a ser una propuesta muy real e ilusionante para la escena.
Llegamos prontito, de hecho, fuimos los primeros en pasar por taquilla, en la que nos atendió muy calurosamente Dridri, cantante de los To the burial, demostrando ya ese carisma que le caracteriza también sobre el escenario. Pasamos por la barra con sus precios populares gracias al espíritu del Centro Social (que no sea solo Oskar quien lo destaque), y por el puesto de merchan… básicamente para hacer tiempo hasta que la sala se llenase un poco más y empezase la música.
Empezó un poco atropelladamente con los Murdeity sobre las tablas y los compañeros de To the burial haciendo de pipas, pues había problemas con el bajo. Eso no detuvo a Arturo de dar todo lo que tenía a la voz, con una interpretación muy efusiva y muy metido en el papel, y cuando empezó a sonar su bajo todo ganó enteros. Yo me detengo a destacar su gran desempeño durante el bolo, pues es quien sostiene el complejo universo creado en torno a este podíamos decir “concierto conceptual”. No me puedo explayar sobre el mismo, no me quedó muy claro en directo qué tipo de epopeya narraban los seis temas que tocaron… ¿es Murdeity un hombre? ¿un semidios? ¿una nave espacial surcando el cosmos y desatando revoluciones allá donde aluniza? Yo os remito a que lo descubráis yendo a sus conciertos.
Y si el lore que cantan (y también narran con gran elocuencia y capacidades oratorias, por cierto) no fuese poco, la música también es bastante compleja. Los temas vienen acompañados con arreglos sinfónicos, que sinceramente me sorprendió lo bien que empastaban con su sonido (algo que no suele ser fácil para bandas más noveles). Y en el desarrollo de los temas se varía mucho entre pasajes más oscuros y algunos épicos, que incluso animaban a unirse al público a cantar (aunque no supiésemos muy bien el qué). Tienen muchas partes en las que ambas guitarras hacen melodías y he de decir que hasta un rato después de empezar se hace el oído a entender mejor esas armonías, lo que indica claramente que no es música fácil y tiene mucho curro detrás.
Por parte de Álvaro a la voz acompañante, también dio un toque más relajado a la propuesta épica, haciendo bromillas de vez en cuando con el resto de miembros. Esto no hace que pierda la propuesta un ápice de la intención que tiene, de hecho, contribuye a que no parezca algo impostado y demasiado serio. Y por parte de Armando a la batería, todo perfecto, cero reproches, mantiene una base muy sólida a lo largo de todos los temas… lo único que es zurdo, y eso hizo demorar un poco el cambio de set.






Tampoco fue demasiado largo el cambio de set en realidad, pero sí que hubo un cambio sustancial: mientras que los teloneros sonaron perfectos, To the Burial experimentó muchos problemas técnicos y acoples. Esto no desmereció demasiado el bolo, pero me quedo con ganas de verles con mejor sonido. Presentaban nuevos temas, como Awakening, del que esa semana habían lanzado el vídeoclip, o Catalyst, que irán publicando más adelante. También aprovecharon para tocar por completo el primer disco, Humanity. Dridri se encargó, con esta sucesión de temas nuevos y del repertorio viejo, y con ese talante que mencionaba al principio, de explicarnos un poco el giro que ha dado el nuevo lanzamiento respecto al anterior: comentaba que los temas dejaban de girar tanto en torno a temáticas negativas u oscuras y abrazando un poco más la luz, sirva el título publicado como ejemplo. A todo esto, el nuevo disco se llamará Anima; y la portada sigue la línea (circular) de la anterior, mostrando una especie de amanecer florido o flamígero.
Tienen muy buena puesta en escena, buena actitud, y también trajeron luces extra que todavía no había visto usar en Ítaca y le lograron dar otro aspecto más interesante. En su caso la música es más directa y al grano, jugando con alternar partes cañeras con los ya inevitables y ansiados “breakdowns”. Al público le viene genial para estar activo dándolo todo y eso lo supieron aprovechar desde arriba dando buenos motivos. Se pudo ver incluso un modesto “wall of death” y algún “circle pit”, aparte de los obligados “headbangings” (seguro que hay términos más castizos para referirse a estas cosas, pero “who cares?”…).
Tocaron también una versión de Parkway Drive, Dark days, un tema que les encajó muy bien a su estilo. Así que por unos minutos podías cerrar los ojos y pensar que tenías tocando en Torre a una banda de Nueva Gales del sur, referente en su género. Pero está claro que si To the burial ha crecido como ha crecido y se ha hecho el lugar que tiene es por, bebiendo de esas otras bandas totem, haber aplicado su propia creatividad en un género como el metalcore/groove en el que puede caerse en la repetición fácilmente. Ellos tienen las cosas bien claras y su música es prueba de ello. Luego está la calidad musical de sus miembros, y las horas de curro que habrá detrás: desde Aarón a la batería, Dani al bajo, Felipe a la guitarra, Gerar a la guitarra y segundas voces y el ya mencionado Dridri como frontman.
Ellos cerraron el concierto con Soul, tema que abre su primer trabajo paradójicamente, y que nos dejó una sensación de querer escuchar más, pero ya habían aclarado que ellos no son partidarios de aquello de acabar, bajarse y volver a subir a tocar unos bises. Por suerte, aunque fuese el final de la música, no fue el final de la fiesta del todo: hicieron un pequeño sorteo de artículos del merchan de ambas bandas que nos tuvo a la mayoría de los asistentes expectantes y entretenidos un ratín más. Por una noche de descubrir nueva y buena música que estaba tan cerca, pues nunca es tarde si al final vas, le doy 20 mateítos POR banda. (Recuérdese que esta unidad de medida no responde a criterios lógicos… es más una cosa del sentimiento).








Texto: Mateo Domingo
Fotografías: T&M Photo
Vídeos: Oskar Sanchez