COMER PRIMERO, LUEGO LA MORAL: Celebramos el uno de mayo en la calle Argumosa de Torrelavega junto a The Necios Brothers, que consiguieron sacarnos una sonrisa en estos tiempos tan cabrones.
El uno de mayo siempre es animado en las ciudades industriales como Torrelavega. Un momento para reivindicar, para cuestionar el orden de las cosas, para charlar con los que siempre nos vemos en estas, seguir dándole vueltas a las conversaciones de siempre y también para celebrar que pese a todo seguimos adelante.
Coincidían varios eventos en la ciudad, había fiesta en Ítaca y también un festival contra la precariedad en La Llama con Comité Rock, Cucarachas Extranjeras y Soul and Flesh. Este año nosotros optamos por quedarnos en uno de los centros neurálgicos del pensamiento divergente en Torrelavega como es Argumosa y disfrutar de un plan tranqui junto a The Necios Brothers.
The Necios Brothers son una agrupación que surge en torno al veterano Adolfo Diaz (In Wolf we Trust, Estravagancia… ) como un divertimento con el que acercarse a la música americana de raiz sin ningún tipo de complejo. Se definen como Bluegrass Satírico y es que aunque se abren al cancionero de referentes como Stan Jones o Woody Guthrie por ejemplo, tampoco tienen problemas por adaptar al banjo a Motörhead, Alaska o Jeannete.
Así escuchamos algunos impepinables como (Ghost) Riders in the Sky, pero también The Ace of Spades, Bailando, Soy ReverTe o una versión de En el Pozo Maria Luisa muy apropiada para recordarnos a todos que aquellas batallas siguen tan vigentes como entonces y ahora mismo vamos perdiendo. Incluyeron además algunos temas propios y adaptaciones con letras bastante mordaces sobre primas de riesgo y estómagos vacíos, todo en un ambiente distendido y sin tomarse demasiado en serio a si mismos.
Parece que ya se va asentando la tradición de poder disfrutar de música en la calle en estas ocasiones especiales; cuando los ayuntamientos se limitan a no interrumpir la gente se organiza sola. Así todos los garitos de la zona habían preparado comida para acompañar a las cañas y un pequeño templete para poder disfrutar de la música.
Seguro que a la Aguirre le hubiese encantado vernos sentados en el suelo escuchando música irreverente y comiendo fideua. Deberían estar contentos de que seamos gente tan civilizada y tranquila, de que sigamos creyendo que se puede matar a fascistas con una guitarra y de que un año más no hayamos optado por la versión francesa de la fiesta.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.