Es una constante que se repite, últimamente, más de lo deseado; vemos como salas dedicadas a la música Rock y Metal son acosadas por los problemas económicos e inmobiliarios y se ven obligadas a cerrar. Lo vivimos a diario. Por eso, cuando escuchamos que hay un proyecto nuevo e ilusionante, es necesario que nos hagamos eco y le demos visibilidad.
Este es el caso de la Sala Night Rock, que contra todos los avatares que tiene este negocio, ha llegado, para dar un poco de oxígeno a la escena metalera. Programan actuaciones en vivo desde una perspectiva ecléctica que no deja fuera ningún subgénero dentro de esta jungla que es el Rock y el Metal. Su artífice es Roberto, un tipo fantástico, con el que estuvimos hablando cuando pudo parar un segundo, y que nos contaba los sacrificios que representa una apuesta de esta índole. Además de las alegrías que reporta acoger a toda la gente de este mundillo y ver cómo se desarrolla su ceremonia máxima, a saber, la comparecencia de la banda, en directo, ante su público.
Y ya metiéndonos en la homilía de lleno, el programa para la noche era Lobonegro, seguido de los cabeza de cartel Unrecht. Los primeros, una banda que despliega un Rock, basado en clásicos de la cuerda de Chuck Berry, Jerry Lee Lewis y compañía, revisados muy al estilo español de los años 70 Moris, Mermelada y similares, cantado en castellano. Unrecht una banda ya con un recorrido que en inicios versionaba a Rammstein y que tras sensibles cambios en su formación, han comenzado a desarrollar sus propios temas dentro de la línea inicial de un Metal industrial, técnico y efectista. En cuanto a público podría haber unas 60 personas, que no está nada mal.
Y sin más preámbulo, comenzamos a hablar de Lobonegro y su set. Saltaban al escenario con retraso, pero es que la sala tiene muchas posibilidades, entre ellas la de hacer barbacoa que Roberto preparó con mucho cariño para agasajar a las bandas y a una audiencia rendida por el trato. Parecía más una fiesta campestre que un concierto al uso en las salas ya conocidas por todos de Madrid. De hecho, estábamos en El Viso de San Juan (Toledo), lugar donde fue encontrado el “nicho de negocio” para este proyecto. Un trato familiar para cuidar a todo aquel que tenga la genial idea de pasarse por allí y disfrutar de todo lo que se ofrece, que es mucho.
El arranque, en materia musical fue vertiginoso, con un cantante que no paraba quieto y que saltaba a la pista continuamente haciendo piruetas y escenificando muy al estilo James Brown, la interpretación de los temas. El sonido, con tonos Fender como base, de hecho comenzaron con dos stratos una en single coil y otra fat, pasó a equilibrarse a partir del segundo tema en que manteniendo el toque single coil, las Humbucker de una Les Paul se unieron a la fiesta. Esta configuración, en el área de las 6 cuerdas, se mantendrá hasta el final.
A destacar, el tema Vivo por el Rock and Roll, que ocupó el quinto lugar, cuando ya la banda y el público estaban calentitos y que fue el más largo y trabajado. Si bien en todo momento engancharon con una parroquia devota, quizá en este hubo aún más comunión. tras la baladita que siguió, para relajar el ambiente, es tiempo de Las Calles de Madrid de nuevo muy Fender, y típico aire setentero/ochentero con estribillo pegadizo que gusta en la pista. Con Fugitivo, su tema estrella, es momento para el lucimiento de las guitarras y el bajo. Para el bis, escogieron Me voy de Esta Ciudad. Me trae recuerdos de Atrapado por el Rock and Roll (Moris). Para concluir, duelos de guitarras y todos por los suelos.
Tras el necesario cambio de escenario, es el turno para Unrecht. y querría hacer una especial mención a ésto, al escenario y la puesta en escena, porque realmente me pareció importante. Una banda que sin muchos medios cuida hasta el detalle más insignificante, con gusto en lo visual, un escenario precioso con luces que creaban el ambiente adecuado, perfecto para la interpretación de su set en las partes más vívidas y sombras, que oscurecían cuando debían oscurecer, porque este estilo lo demanda en muchos momentos. Humo en su justa medida, ni Londres con “puré de guisantes”, ni “piti” tras el acto. ¿Qué decir del sonido? Pues que sonó de maravilla. El trabajo de Jamie fue fabuloso, guitarrista de Mordhida, banda hermana de Unrecht, se acercó para hacer labores de técnico de sonido y es justo que se le felicite por una labor bien hecha.
He de reconocer que no los había podido disfrutar en directo. Conociendo previamente el buen hacer de Guille y de Manu (Mordhida) y con la golosina extra de que cuenten con Pablo, un batería de 14 años, del que había escuchado maravillas; quería verificar en primera persona que los rumores no eran exagerados. Así que me abrí de orejas y me dejé llevar por la máquina Unrecht.
Comenzaron, sobre las 12:00 pm, con su tema homónimo Unrecht. Creo que fue suficiente para captar la atención de los asistentes y volverme a mí del revés. A partir de ese momento, los temas se sucedieron y sin saber cómo sucedió, se había terminado el show y quería más, mucho más. A ver, vayamos por partes, que entre Unrecht y el disgusto por el fin del bolo, pasaron muchas cosas…
Y, en el principio fue… Oscuridad. Un sonido industrial, muy Berlín que hubieran firmado los propios Rammstein, llenó la sala. Ellos, de espaldas, con monos pos-industriales negros y máscaras de media cara (mitad superior) niquelados con un toque bruñido, perfectos para la ocasión. El back track tintineante con gritos desesperados, humo… Presagiaba lo que iba a suceder, un inicio impactante. Siguieron con History. Voz limpia, recitando, la guitarra fría, metálica, disonante. Las luces palpitantes y columnas de colores dando unos toques muy apropiados. Finalizando con un breve solo de guitarra que demuestra lo que estamos viendo, una gran banda. Termina presentando a Pablo y haciéndose eco de su cumpleños y es que no olvidemos que ¡cumple 14 años!
El tercer tema es Deutchland. Un tema clásico de Rammstein, áspero, de guitarra rugiente que presta una especial atención al ritmo, por otro lado, perfectamente marcado por la batería ¡Este chico es un reloj suizo! pero los suizos son hermanos de los alemanes, todo queda en casa. Se produce una parada técnica durante la cual Manu, el vocalista, con grandísimas dotes de frontman mantiene la atención del público y agradece la presencia de los teloneros en el acto.
Una vez concluído el tema, es Ataon el escogido para seguir. Comienzo ligero, casi pachanguero que se torna un huracán con un bajo poderoso cuya labor durante toda la noche fue excepcional. Estuvo activo, bajando a pista para hacer las delicias de todos nosotros y sin descuidar las tónicas ni un solo momento. Los efectos de fuegos artificiales nos pillan de sorpresa. No contábamos con ese despliegue que resulta espectacular y aporta ese valor añadido a un concierto que ya de por sí iba creciendo. de nuevo resaltar el cuidado a los detalles y la dedicación para que el público no pierda ni un ápice de atención sobre el escenario.
Suena Terror. Saltan globos negros y violetas, colores fríos y oscuros que hacen juego con todo el espectáculo al que estamos asistiendo. Muy Berlín, muy Rammstein. Llega Pussy, de nuevo los alemanes Rammstein, reyes desde hace muchos años del sonido industrial y famosos por sus performances, inspiran a Unrecht y éstos les rinden tributo. De nuevo Pablo, marca el ritmo lento del principio y dispara el tema. Les siguen Unlock, Vulture y Taurus. Como indicábamos antes, el sonido alemán es el que guía las composiciones de Unrecht. Los fuegos, de nuevo hacen presencia. Es directo, todo puede pasar y nos gusta así. Pero no es habitual tal espectáculo, muy desacostumbrado en salas pequeñas, poco dadas a cuidar los espectáculos.
Le sigue el clásico de los clásicos dentro de este género, Du Hast. Aquí ya nadie puede decir que no sabe a qué estamos jugando. Todos y cada uno coreamos “du hast mich” que es a lo que llegamos la mayoría, porque yo personalmente el alemán no lo hablo ni en la intimidad. Toca hacer un break antes de encarar los dos últimos temas de la noche. Unrecht agradecen al público su presencia y su apoyo. La actuación ha llegado a su punto álgido. También es momento de agradecer a Lobonegro por calentar el ambiente y se enfila una recta final, épica con Never. Tras un comienzo melódico y amable, esa brutalidad de calidad marca de la casa de Unrecht se desata. El bajo en la pista de nuevo como en varias fases de esta actuación. Los gruñidos y gritos se mezclan con una guitarra poderosa y descarnada.
Todo tiene su final y el nuestro es We Are Number One. Perfecto “fin de fiesta” con fuegos artificiales incluidos. Miramos el reloj y es que, ha sabido a poco, pero no hay otra. Dejarme con ganas de más es, verdaderamente, lo mejor que puedo decir de un evento. Escudriñaremos las agendas para no perdernos el próximo.
Para rematar con brevedad una extensa crónica que creo merecida (disculpas por el tiempo robado y las molestias, si es que has llegado hasta aquí), sólo decir que fue una gran noche de reencuentros con amigos, gentes de este mundillo, noche para hacer nuevas amistades, para escuchar a Lobonegro que dió gusto a los más nostálgicos y re-descubrir a Unrecht, que no solo son presente, son un valor en alza con una enorme capacidad de crecimiento, una formación muy joven, con una envidiable calidad y todas las ganas.
Texto: Juan Carlos López Aguilar
Fotos: Juan Carlos López Aguilar, Unrecht y
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