FABES, SIDRA & ROCK AND ROLL: Once años ya de Vidiago Rock. Una propuesta muy atractiva en un entorno incomparable acompañado de la consabida hospitalidad asturiana.
El Vidiago Rock es uno de esos festivales que se hacen querer. Van ya por su undécima edición y han ido creciendo progresivamente, con mucho esfuerzo y manteniendo intacto su espíritu original, ganándose fieles año a año. El nivel de compromiso antes, durante e incluso después del festival por parte de esta gente es digno de mención, y solo así se explica once años tan bien llevados.
Por primera vez, los conciertos no se realizaron en la ya histórica bolera del pueblo en la que se han celebrado las ediciones anteriores, trasladándose a una campa cercana y con un aumento del tamaño del escenario y del equipo de iluminación y sonido, dejando claro que este año la apuesta era fuerte.
Aunque nuestra idea era repetir el plan de fabes y sidra pre-concierto, llegamos poco antes del mismo y nos perdimos la sesión vermouth a cargo de Black Bisonte (el año que viene madrugaremos más…), pero a tiempo de ver empezar el festi.
Abrieron los torrelaveguenses Pandemia, como grupo elegido por el público del concierto de presentación del festival para participar en el mismo. Tenían la siempre difícil misión de juntar a la gente que aún deambulaba dispersa con la primera caña en la mano y escapando del sol que no terminaba de caer, y resolvieron con mucha solvencia y un trash-metal sin contemplaciones. Acabaron el concierto con un público ya muy numeroso, y a falta de dos temas, el cantante se lesionó la rodilla, sacando fuerzas suficientes para acabar de sentado el tema que les quedaba.
A continuación saltaron al escenario The Shooters, grupo al que ya había pegado una oreja en casa y del que me había llamado especialmente la atención el vozarrón del cantante. En directo cumple de sobra las expectativas, con una banda de rock Stoner que hará las delicias de los amantes del género (yo me los apunto para seguirlos en el futuro).
A los asturianos Acid Mess tuve la oportunidad de escucharlos abriendo el Faan Fest de Oviedo y me dejaron buen sabor de boca. Su concierto, más extenso que en aquella ocasión, estuvo lleno de rock progresivo y psicodelia, con extensos pasajes instrumentales de impecable factura, que acompañaron divinamente un necesario momento personal de sentada, sidra y costillas (cosas que pasan en los festis asturianos).
Con fuerzas recuperadas, nos preparamos para recibir a los ’77. Tenía muchas ganas de verlos en vivo dadas las referencias que tenía de ellos y los vídeos que me había chupado. ¡Su concierto fue ALUCINANTE! De lo mejorcito que he visto, incluyendo bandas internacionales. Una descarga de rock al más puro estilo AC/DC y un derroche de actitud y energía por todos los costados. Durante su show, poco a poco se fueron ganando a la gente hasta conseguir tener a todo el público norteño cantando y bailando a tope. Me dejaron dando vueltas a la cabeza la idea de que da igual el estilo de música que hagas, ese convencimiento y seguridad en lo que haces es el camino transmitir sensaciones.
Detrás de ellos venían The Wizzards, banda que se interna en un sonido quizá más heavy y un cantante con mucha personalidad que supo mantener la fiesta arriba.
Otro de los grupos que me había “estudiado” era Rise to Fall. Su directo fue de los de peinarte para atrás sin necesidad de gomina. Muy sólidos en su sonido y en sus ideas que no desmerece para nada sus grabaciones, que ya suenan realmente potentes.
Para cerrar, llegaba el turno de Santo Rostro. La verdad es que ya los vi desde la barra, para mí llamó la atención la oscuridad de su propuesta y lo gordas que sonaban las guitarras. Suficiente para pillar su disco y prestarles más atención.
La apuesta del festival de este año era alta y han sabido resolver con nota, consiguiendo un éxito de público y creando un ambientazo de fiesta, sin caer en las ‘bandas de siempre’ y ofreciendo propuestas musicales de gran calidad y, sobre todo, dejándonos ya con ganas de la próxima edición, ya que esperamos que haya Vidiago por muchos años más, llenos de fabes costilla y regados de buena sidra.
Crónica por Juan Manuel Pinto, fotos por Ana Blanco y Juan Manuel Pinto.