Hablar del XXV Aniversario, en primera persona, es hablar de mucho más que un concierto. Muchos meses de esfuerzo y dedicación, dándole vueltas a cómo hacer las cosas bien en una situación cambiante día a día. Muchos años dándonos cuenta de que se acercaba una cifra redonda y que de alguna manera eso significaba alcanzar un objetivo que había que celebrar. Muchísima tensión al fin resuelta.
Dice Edu que la semana antes del confinamiento estaban escuchando no-se-qué de un virus en las noticias y se preguntaban bastante incrédulos si eso iba a hacer que se suspendiese la presentación de Criaturä en el Black Bird. No se si lo tenéis en la cabeza, pero hasta ese día fatídico suspender un concierto por una pandemia era una situación inédita e inconcebible en nuestro entorno. Nosotros estábamos en la radio. Nos llegaban las primeras noticias de la cancelación de la gira de Sons of Apollo y creo recordar que comentábamos que nos parecía que estaban exagerando un poco.
Los psicólogos ingleses le llaman “Closure”, que se podría traducir por “necesidad de cierre” y aunque la pandemia está lejos de terminar y tal vez nunca volvamos del todo a la vida tal y como la conocimos, también es cierto que toda la sociedad va asumiendo que no podemos morir de vivos y que hay que salir, festejar, disfrutar y seguir creando. Con más prudencia, como cuando en los ochenta aprendimos que podíamos seguir follando con quien fuese, pero que los condones eran muy útiles para no pillar enfermedades venéreas. Por eso Criaturä. Para cerrar un paréntesis.
Se presentan en trio. Edu viene de Fatal y CrystalMoors, nosotros le entrevistamos ya a principios de siglo en otro grupo en el que cantaba, Endemic. No ha vuelto a ser la voz desde entonces. Gabi también es viejo amigo, 0z fueron una de nuestras referencias y aun tenemos esperanza de que su último disco no quede en el limbo de los que nunca llegaron a ver la luz. Hoppe formaba parte entre otras cosas de El Brusco, que presentaron su primera y única maqueta en Noche de Rock a finales de los noventa. El grupo es nuevo sí, pero la unión de Noche de Rock con sus miembros es histórica, y por eso también nos pareció una buena opción para representar lo que esta andadura significa. Mirar abajo desde el escenario y conocer todas las caras, saber que hemos compartido charla y risas en el estudio y que entre todos hemos dejado una huella sonora que permanecerá al menos mientras alguno de nosotros quede en pie.
Entrar en un concierto así a cara de perro, con apenas un par de temas publicados en las redes en formato vídeo-confinado, no es fácil para nadie. El público no conoce los estribillos ni los corea, la banda tiene que hacer doble esfuerzo para transmitir su música porque todo el equilibrio se basa en la atención, el recuerdo no está ahí para completar los huecos. Aun así Criaturä se manejaron con solvencia. Como son perros y viejos intercalaron un par de versiones de Queens of the Stone Age y Rival Sons, que con un poco de azúcar, siempre pasará mejor. Sus canciones son hijas de mil leches, las partes instrumentales caminan por senderos sinuosos, y la sorpresa es constante.
Ante el formato trío decidimos optar por una solución muy visual y plantar la batería de lado, para que las ejecuciones de Gabi quedasen perfectamente visibles. Creo que eso ayudó al público a meterse aun más en su propuesta, y las ganas de música de pie y en directo, junto con la emoción del reencuentro de mucha gente que no se había visto en mucho tiempo hizo que la sensación general tras la primera parte fuese de euforia.
Dicen los técnicos de sonido que cuando una prueba no es problemática eso significa que los problemas van a surgir en el concierto. La pedalera de Edgar nos dio un buen susto a cinco minutos de empezar. Un ruido que no cesa y un entramado de cables entrelazados que no hace sencillo localizar qué es lo que falla. Por suerte estos veinticinco años arando la tierra nos han dejado como beneficio un buen montón de amigos, y bastó elevar una mano para que Fer (Medussa, CrystalMoors, Noesis, Mutta…) nos prestase la suya para sustituir la fuente de alimentación y al fin poder echarlo a rodar. No sólo una anécdota, si no la encarnación del espíritu del programa dejando claro de que público y bandas estaban a una en este crowfunding inverso para volver posible lo imposible.
Hacer magia. Materializar los sueños. Ver algo que te emociona y te conmueve y conseguir la fuerza y el empuje necesario para tenerlo en tu ciudad, para compartirlo con tus amigos. Propiciar el buen contagio. Llevar el foco a quien está en la sombra y merece ser iluminado.
Diez años atrás Manu de Voltaje Cadáver escribió un post en el foro sobre Obsidian Kingdom. Mantiis empezaba a llamar la atención de muchos medios underground. La sesión de fotos de ese disco rompió muchos esquemas y se habló largo y tendido en la web y en la radio del Metal y del Hardcore, de los límites de la música extrema, del principio y el fin de las fronteras, de si se deben mezclar el chocolate y la pimienta.
Nos fuimos a la Sonora de Bilbao y lanzamos una propuesta que no acabó de cuajar. Echando la vista atrás podemos acordar que todavía no era el momento. Volvimos a hablar en el BeProg de Barcelona, en el Kanekas de Cangas de Morrazo, en el Madrid is the Dark de Madrid y siempre manteníamos en ambas partes la promesa de que tarde o temprano íbamos a conseguirlo. Traer una banda no demasiado conocida con cuatro o cinco músicos y un par de técnicos desde Barcelona y que nadie acabe palmando requiere un poder de convocatoria que sólo conseguimos en ocasiones muy especiales. Por eso el 25 era la carta. El año que viene el número no será redondo y probablemente nos otorguéis algo menos de fuerza.
Obsidian Kingdom sobre el escenario fue un momento de plenitud para nosotros. Saber que tienes un as en la manga, que el público confía pero aun tiene que comprobarlo con sus oídos. Dar una vuelta al ruedo después del tercer tema y comprobar como tanta gente está rindiéndose ante la evidencia.
Tras una tormenta como la que han sufrido tras la publicación de Meat Machine, con el éxodo de nada menos de tres de sus miembros. Viniendo además de otros cambios entre la publicación de Mantiis y A Year With no Summer. Tras la reciente salida de su batería y miembro casifundador, sin las voces femeninas y los sintes que caracterizan su último trabajo, no se entiende como están tan fuertes y enteros. El espectáculo fue primera línea en todos los sentidos. Cuando digo que Obsidian Kingdom son de mis bandas favoritas me refiero a eso, a que sus discos y sus directos les difruto como disfruto los de Leprous, los de Katatonia o los de The Gathering. Para mi están en esa liga, y creo que el otro día hemos conseguido que, al menos en Cantabria, alguna otra gente les mire de ese modo. Justicia, Closure.
A corazón abierto escuché algunas de las palabras más emocionantes que nadie me ha dedicado en mi vida. Muchos os acercasteis y hablasteis de forma sincera. Soy consciente de lo que NdR significa en la vida de mucha gente, y del pegamento que, a veces, ha supuesto para esta escena siempre un poco rota. Noche de Rock sucede a mi alrededor. Se ha llevado gran parte de este cuarto de siglo y se ha convertido en un propósito. Hablo del programa en tercera persona, porque en ocasiones soy motor que empuja y en otras soy testigo de cómo me arrastra.
Se merecía una celebración como la que le disteis.
Gracias.
Crónica y vídeos: Óskar Sánchez.
Fotos: Ana Blanco.