My legs are grey. My ears are gnarled. My eyes are old and bent… Ay!! Qué dura es la vuelta a la vida después de un fin de semana como este. Tercer Z! consecutivo para mi, y si la conciliación familiar y laboral lo permite al año que viene repetiremos, claro. Mal se tiene que dar para que no haya un buen puñado de bandas en el cartel que me gusten, pero es que además, en donde Zamora gana es en comodidad. Un macrofestival a tamaño micro, con más comida en el plato de la que puedes digerir, pero sin tener que dar carreras entre escenarios o elegir a qué banda ver porque se solapan los conciertos. Con la posibilidad de estar en las filas de adelante, ir a mear, parar en una gastroneta para pillar la cena y volver adelante sin tener que pegarte a codazos con un millón de personas. Os contamos el Z! desde el polvo y con un cachi de cerveza en la mano, prescindiendo del stress de correr al foso, relajados como cuando la maestra te decía que no tomases apuntes, que ya te pasaba fotocopias. Había centenares de profesionales disparando, así que optamos por no pedir acreditaciones y mirar más con los ojos que desde el objetivo. En la reseña os he añadido, además de las mias, unas cuantas fotos buenas que nos ha regalado Joxeant Bi (llevan su firma), para que veáis lo guapa que sale la gente cuando el fotógrafo controla la movida. Hay un porrón de vídeos en nuestro canal de Youtube, por si quieres buscar. Además grabamos un podcast desde allí mismo, que ya puedes encontrar en la web, en Ivoox, Spotify o escuchar en las diferentes emisoras de FM que tienen a Noche de Rock en la parrilla. Por último aclarar que no tengo la más mínima intención de escribir el repertorio que tocó cada banda o freíros a datos que la mayoría de las veces ni yo mismo se. No lo hago cuando veo un sólo concierto, imagínate cuando son veintidós. Hay por ahí mil webs más precisas, busca y seguro que lo encuentras, la verdad está ahí fuera.
Hago esta introducción para que entendáis el sentido de NdR, sobre todo los que habéis caído por casualidad. Ver un festi es agotador, ver un festi como “Medio de Comunicación” un matadero. Si tienes un mínimo de responsabilidad intentas estar en todas las bandas, contar todo por respeto al trabajo de los músicos y entrar y salir de la zona de fotógrafos te hace perder el contacto con tu grupo de amigos. Es bonito, pero es distinto, así que hace tiempo que optamos por ser público, Na’ te pido, na’ te debo, y así poder beber más cerveza, charlar con gente que hace tiempo que no ves, llegar tarde, marcharte si estás cansado, pasarte una banda haciendo cola por un Kebab, echar una siesta y no tener tanto cargo de conciencia. Queda el foro abierto, por si queréis comentar o ampliar mi experiencia con la vuestra.
A pesar de que tenía mucha ilusión de llegar a Mind Driller para poder hacer la previa de nuestra fiesta 28 Aniversario mi horario de curro no me lo permitió, y entre el viaje y el Check In del hostal llegué para el final de Legión DC, que se me pasó saludando a algunos amigos sin darme tiempo a centrar mi atención en ellos. Mítico grupo, recuerdo cuando un amigo me pasó Lethal Liberty con aquella muletilla de “no parecen españoles” que por suerte con el tiempo hemos ido dejando atrás.
Tras aprovisionarme de cerveza era hora de mi primer concierto, Orden Ogan, una banda que conozco pero que nunca me llamó la atención lo suficiente como para seguir su carrera. Bien, un directo es un punto de inflexión, la pelota está en la red y puede caer de un lado u otro. Salí sin ser fan, pero mucho más convencido de su música. Son enérgicos y tienen unos cuantos temazos que resulta que sí me sabía, Seeb dio uno de los conciertos más rotundos a nivel vocal, no es un tipo de grandísimos excesos y alardes, pero tiene mucha personalidad y seguridad. A nivel instrumental van super bien engranados, y su música partiendo del Power Metal tiene algunos ramalazos muy interesantes. Les voy a escuchar más a partir de ahora.
Entonces me encontré a Mind Driller y empezamos a comentar la jugada de su concierto. Habían tenido problemas de sonido y la conversación comenzó en las vicisitudes de las bandas pequeñas en los festis grandes, los años pasados, los miles de kilómetros en la carretera, el mogolló de anéctdotas que tenemos juntos, mi reciente visita a Denia con Paellaza recomendada por Estefa… y ahí estaba Doro dándolo todo. Lo cuento con algo de vergüenza porque tenía muchísimas ganas de prestarle toda la atención… a Doro la vimos hace unos 25 años en un Lorca Rock, nuestra primera acreditación de festi y una de las últimas, por lo que cuento arriba. Ese día dio un bolazo, en el Z! también. Temarrales de Warlock y de su propia carrera, guiño a Judas incluido, y sobre todo recibir el amor de toda la multitud. Porque a Doro se la quiere, da igual que no te pongas su música en casa, ella estaba ahí, en un poster en la pared, antes de que muchos de nosotros supiésemos que significaba el Heavy Metal.
Mi momento álgido del jueves era para Eluveitie, una banda que está justo al límite de hasta donde me agrada el Folk Rock (antes de convertirse en Polka), tienen partes festivas, pero también son muy épicos y evocadores, tienen partes rabiosas y también melancólicas. Aunque todos compartan “etiqueta” está claro que estos están muchísimo más cerca de Wardruna que de Korpiklaani. Como digo es una banda que me agrada, pero no les he ido siguiendo disco a disco y mi conocimiento es un poco superficial. El año pasado cuando pasábamos la tormenta en el refugio nuclear, tuvieron el gesto de regalarnos un par de temas en acústico y me acabé de enamorar (y de Fabienne). Un año después y mucho más metido en su historia el concierto fue un gozor. Qué voz! Qué instrumentaciones, qué vitalidad, qué de todo!! Para algunos fans con los que charlé faltaron instrumentos que dejaron su música un poco pelado, me encontré con un par de vikingos que conocí en último Barbarian Fest y que andan bastante decepcionados con la deriva más melódica de la última etapa de la banda… A mi me encantó, pero más de medio concierto depende del cristal con que se mire. Eso es así.
Y tal vez eso fue lo que hizo que entre miles de personas exultantes de alegría yo no disfrutase tanto de Europe. Primero, mis expectativas: Vi a Europe por última vez hace unos quince años, al poco de la reunión y nos pasaron por encima, estaban tan en forma que parecía increíble con los años que habían pasado… Cuando revisé wikipedia lo entendí todo, pegaron el petardazo con veintipico, en 2005, cuando parecía que volvían de la tumba en realidad poco más de cuarenta, ahora casi sesenta, claro, ¿Qué esperas? El problema con las bandas míticas está en sus anclas, Joey Tempest sigue cantando MUY BIEN, pero tiene que enfrentarse a temas muy exigentes porque son míticos para la gente. Eso es una putada, porque los nuevos los defiende muchísimo mejor, pero a ver quien tiene los huevazos de plantarse ahí arriba y no hacer Final Countdown. Aun así dieron un bolazo, algo más corto de lo que aparecía en el planning, tienen muy buen material en todas sus épocas y han sabido evolucionar con mucha clase. A mi me venció la vida, madrugar, currar, carretera, cuatro conciertos… me rendí y el final lo escuché mientras volvía caminando a mi cama (40min..), porque no fui capaz de enterarme desde donde coño salían los buses y los taxis hasta el día siguiente.
Todos mis amigos coinciden en que el de Jelusick fue uno de los conciertos del festi, especialmente a nivel vocal, y casi todos en que Obús tuvo muy mal sonido, aunque conozco a un par de exaltados que me contaron que estuvo de puta madre. A saber. Lo del cristal. La mitad del concierto sucede en tu cabeza.
Este año viajé solo. Algunos de mis amigos no podían ir, y a otros no les cuadraban mis horarios, así que me decidí a vivir esta experiencia con muy buen balance. Independencia total para ir y venir sin dar explicaciones, y sin embargo también muchos momentos con grata compañía del millón de personas que conozco de tantos años de liadas.
Había acústicos de mañana pero el hostal no tenía persianas (problemas de la burguesía del Metal), así que dormí regu, me levanté pronto a desayunar y me fui a echar la siesta otra vez, levantándome justo para tomar unos pinchos en el Lobo (tradición familiar desde que tengo uso de razón, mi padre era de Zamora), y allí me encontré con los amigos de Red Tree que me contaron que están montando otra banda llamada Gris Oscuro y me acogieron durante gran parte del resto del festi. Me habían llevado un CD con sus nuevos temas, la semana que viene los escucharemos en el acuse, junto con la reedición del primer disco de Juicio Final, que también me regaló el fotógrafo Joxeant. Ya os lo cuento en el próximo programa.
Entre unas cosas y otras no llegamos al recinto hasta las cuatro pasadas. Esto de meter tantas bandas y tan pronto siempre es muy discutido, pero hay que entender que a nivel organizativo también ayuda a que la llegada sea paulatina y no te encuentres con sietemil personas haciendo cola a la hora que empieza la banda que quieres ver. ¿Te habías parado a pensarlo?
En las tablas Rise to Fall, con pena de haberme perdido a los anteriores porque tenía curiosidad, pero alegría por la buena charla, las raciones y las cervezas. Los bilbainos están muy apegados a la escuela de Gotemburgo y si hay alguna división en la percepción del concierto ese es el único argumento válido; No te van a sorprender con un giro inesperado. Si aceptas que son un grupo de género, y que su música responde a los cánones de un estilo y época no hay más que hablar, te pasan por encima. Son buenísimos y suenan exactamente como tienen que sonar. No les había visto nunca y tenía muchas ganas, se lo hicieron fenomenal. Media hora sin respiro ni piedad.
Twilight Force son como unos Rhapsody pasados de vueltas, sin caer tanto en la comedia como los Gloryhammer que vimos el año pasado, pero desde luego tomándose el mundo de la fantasía épica con mucha sorna. Para empezar salen disfrazados con orejas de elfo, capuchas, cuernos de fauno y demás parafernalia, pero detrás de la primera impresión se esconde una buena banda de Power Metal Sinfónico y Neoclásico. Aunque todo apunte en esa dirección estos tampoco son italianos, sino suecos, y por tanto muy lejos de ser mancos. Dejando de lado las risas, dieron un buen show.
A los Black Dahlia Murder les esperábamos con mucha expectación. Habíamos asumido que la muerte de Trevor suponía el fin de la banda, y verles en el cartel fue una sorpresa. Han sacado pecho tras el mazazo, sin dejar que la fatalidad tire su carrera por la borda. El guitarrista y segunda voz Brian Eschbach ha asumido las labores vocales haciendo un trabajo muy memorable que no deja ninguna duda sobre el futuro de la banda; aun les queda mucho por contar. Perder a alguien tan carismático y sin embargo arrasar el Z! como lo hicieron no es tarea fácil. Para que te hagas idea de la energía, un detalle, el batería se sentó en el taburete y empezó a tocar con la banda aun entrando corriendo entre telones dejando ya todo ardiendo antes de llegar a la línea de fuego. Memorable. Buenísimos. Tienen un gorila que tira plátanos a la gente para embrutecerles. Se llevaron por delante a quienes les conocíamos y a los que no.
Insomnium se quedaron clavados al borde del escenario con cara de frustración cuando el año pasado comenzó a caer la de Dios es Cristo y se desencadenó el puto Ragnarok. Por aquello de más vale pájaro en mano, me pillé entradas para la gira de invierno, así que esta era mi segunda vez en el año y no me arrepiento. El concierto del Z! ha estado bien guapo, pero sufrieron mucho con el sonido, y durante su actuación hizo mucho viento, que no pone las cosas fáciles a los técnicos. Quitando eso, el fue otra vez una pasada, tienen el equilibrio perfecto entre brutalidad y melodía y han ido añadiendo gotitas progresivas y de heavy metal más clásicas, nos hemos ido enamorando de ellos cada vez más en los últimos diez años y a día de hoy están en nuestro podio. Alguno por ahí se quejaba de que han ido abandonando temas clásicos en beneficio del material nuevo, pero es que joder, con el discazo que se acaban de marcar, como para no tocarle.
Lo de Leprous fue magnífico, o fue un peñazo inentendible, depende de si preguntabas a alguien de las primeras filas o a quienes les miraban desde lejos con cara de estupor. El año pasado con Haken pasó parecido. Sin duda era una oferta muy fuera de la caja para un festival con una raíz mucho más clásica. A nosotros Leprous nos parecen unos fuera de serie, son de esos grupos que van apartando las bardas para que luego el resto transiten por el camino que ellos han abierto. Ya no les quedan barreras que derribar. Cuando les vi en directo la vez anterior casi estaban empezando, acababan de publicar Bilateral y eran un grupo raro, que dejó a casi toda la audiencia de Amorphis (a quienes acompañaban) con el culo torcido, pero seguían siendo en esencia una banda de Metal. Ya no. Ahora el Metal es uno de los ingredientes de la música de Leprous, como es la electrónica o lo que les venga en gana; siempre nos quedará llamarles Avantgarde como lo hicimos con Ulver, o con Arcturus antes. El único pero del concierto es que de noche hubiese sido mejor, y que probablemente a estas alturas les preferimos en sala, y si me apuras en un puto teatro. Inconmensurables.
Hammerfall nunca fueron santo de mi devoción. Ojo, que me gustan Stratovarius, Rhapsody, Blind Guardian o Manowar, nada en contra del Heavy Metal, sólo es que Hammerfall se me hacen un poco planos. Lo he intentado varias veces con ellos, y he llegado poco más allá de Let the Hammer Fall y Hearts on Fire. Me acerqué un ratillo para ver si conseguía meterme en ambiente y lo estaban haciendo muy guay, un buen rato estuve ahí delante y me divertí, pero luego los juegos con el público se me empezaron a hacer largos y me pareció que era mi oportunidad de descansar. A lo mejor en otra situación me hubiese terminado de enganchar. Supongo que venir de fliparlo con Leprous tampoco ayudó. Hubiese necesitado un cocktail de esos que te ponen en las bodas para limpiar el paladar entre el pescado y la carne. Típico caso de No eres tú, soy yo.
Y luego salieron los putos Kreator. Insisto en el argumento que he esgrimido mil veces en la radio, mientras otros se dormían en los laureles entre actrices de Hollywood el resto de la escena del Thrash apretaba el culo y mejoraba día a día, los noventa llegaron como un huracán y en el S. XXI o sacabas buen material y dabas el callo en directo o te ibas a currar a una ferretería, y por eso los últimos discos de Exodus, Testament o Pestilence te pasan por encima como una apisonadora. El show es lo más grande que he visto en una banda del estilo, me pareció apabullante y mira que vengo de ver a Rammstein. Pero sobre todo la presión sonora, la ejecución, la energía y la mala hostia de un tipo que a sus casi sesenta años no piensa dar su brazo a torcer. Clásicos y material moderno celebrados de igual manera, no hay prisioneros, todo está a la altura.
El ángel y el demonio a un lado y otro de mi cabeza discutían sobre si quedarme a ver a Vhaldemar o marcharme a dormir:
- Es muy tarde y estoy muy cansado
- Pero en Vhaldemar toca Chanchito y no les has visto nunca
- Pero ya les veré en otra ocasión, que seguro que acaban tocando en Cantabria
- Pero acuérdate que al Castrillo no vas a poder ir…
- Pero es que hay otro puto grupo antes…
Entonces uno de mis nuevos amigos de festi me dijo que a su novia le gustaban mucho Annisokay, que hacían así como Metalcore de ese con guturales y partes melódicas a lo Back Street Boys, el rollo Asking Alexandria, Bring Me Horizon y toda esa peña… y me picó la curiosidad de saber cómo lo encajaba la peña.
Efectivamente lo primero que me encontré fue un Jebi en postura fetal pidiendo auxilio, porque quería ver a Vhäldemar y sentía que le faltaba el aire. Le indiqué donde estaba la zona de merchandising, el puesto de comida delicatessen de Zamora, el toro mecánico, el sex shop y el stand de Metalovision y me agradeció la ayuda. Ahí pasas un rato y ya acaban enseguida hombre.
Varias personas me habían comentado esos días “Les ví un par de canciones y no me estaban gustando así que me fui” sobre uno u otro concierto. Es problemática esta decisión en un festi; Lo fue en el Z! Con sólo un Check como prueba muchos grupos empezaron sonando bastante regular y luego fueron ganando canción a canción. Estos fueron unos de ellos, tanto que empezaron pareciéndome muy flojos. Guturales desinflados, como hacia dentro, guitarras desaparecidas, voces melódicas muy altas y muy agudas, fuera de contexto… Pero, hay amigo, cuando se arregló la mezcla empezaron a sonar como un cañón. En un grupo como este tener un buen sonido, compacto y sin fisuras es esencial, y hasta que no se cumplió ese requisito no demostraron su valor. Se mostraron muy contentos y agradecidos de que les hubiesen invitado al festi en su primera visita a España. Dijeron que eran conscientes de que mucha gente no conocería su repertorio y quisieron animar el cotarro con un guiño generacional en forma de versión del One Step Closer de Linkin Park, vaya si funcionó.
Lo de Vhäldemar no es para contarlo si no para vivirlo. En disco son una buena banda de Heavy Metal, instrumentalmente muy capaces, con temas muy bien hechos y muy bien arreglados, más allá de los cánones más ortodoxos pero sin perder la esencia, con un aire en la voz que a menudo me recuerda a Eric Adams. En directo son todo eso más una inyección de adrenalina en el pecho, y el puto Carlos echando gasolina y cerillas sobre la gente. El premio a la liada del festival fue para ellos, salir a la hora que lo hicieron y arrasar con todo como lo hicieron no es fácil. ¿Que estáis cansados de los otros grupos? ¡Me suda el rabo! Tuvieron a Victor de Orion Child como invitado y fue un momentazo. De esos conciertos que te cambian el concepto de un grupo, ahora les escucharé siempre con esto en la cabeza y mil ganas de volver a verles. ¡A Muerte!
Tras otra noche sin persianas, repetí la operación de levantarme pronto, ir a desayunar y volverme al hostal a echar la siesta, con lo que prescindí de los acústicos de Zenobia y Bochornorama. Una pena porque me apetecía, a los primeros les hemos entrevistado algunas veces y además van a estar en nada en el New City Rock, quería echar un ojo primero y los segundos son el grupo paralelo de Gigatrón. Lo de quedarme hasta las tres de la mañana el día antes de volver muerto en coche no estaba en mis planes, así que me les perdí por partida doble. Una lástima, me cuentan que no dejó títere con cabeza, con especial parada en el melón Leprous.
El taxi me costó 6,65 – ¿casualidad? no lo creo. Llegué a la campa a la altura de Ópera Magna. Tenía ganas de verles porque me parecen muy buenos. Es cierto que es un estilo que no me pongo mucho en casa, pero una cosa no quita a la otra. Son buenísimos instrumentistas y llevan un rollo de Power Metal muy rococó, con más de todo, batería a saco, carreras imposibles entre teclado y guitarra, agudos por encima del agudo… pero muy bien ejecutado, en un ambiente bastante teatral y dramático, con letras que referencian a la literatura. Tienen un disco conceptual sobre Edgar Allan Poe, por Dio, cómo no voy a ir a verles. Me dejaron muy satisfechos, mucha energía, y claro, verlo ahí en tu cara siempre suma.
La principal duda con Persefone era su reciente cambio de cantante. No te voy a negar que la salida de Marc Martins Pian, miembro desde el inicio ha sido un palo, sobre todo porque llevamos siendo fans desde el primer disco, pero nunca habíamos tenido oportunidad de verles en directo. Parte de nuestro recelo ya quedó calmado con la publicación de la primera parte de Lingua Ignota pero faltaba comprobarlo en directo. Pues bien, me van ustedes a permitir ser vulgar, pero allí hubo consenso de que la expresión que mejor resume el inicio del concierto es “¡Menuda sacada de rabo!” – Así a pelo y sin vaselina, sólo sobre la plataforma frontal Daniel R. Flys se cantó la primera estrofa a capella. En plan, hey, soy el nuevo. No más preguntas, señoría. Mi amigo Unai me señaló que este tipo canta en otra banda llamada Eternal Storm, que acaba de publicar su debut. Por algún motivo les tenía anotados ya, en mi lista de escuchas pendientes, pero no sabía que era el mismo cantante. Los investigaremos, claro, los otros grupos de los de Persefone siempre hay que tenerlos en cuenta, si no mira Nami.
Bueno, pues de ahí para adelante todo a mejor. Las voces melódicas no se ven afectadas porque las hace el teclista. Lo de los guitarristas es de locura, y en general el contraste entre pasajes melódicos, brutalidad y amalgamas rítmicas que te vuelan la cabeza. Excelente. Iba con muchísimo hype y me dejaron noqueado, de los mejores momentos del fin de semana.
Y si quedaba algo en pie, salieron Decapitated a echarlo abajo. Bloques de plomo como sólo puede lanzar el Death Metal Polaco. Alguien nos decía en Instagram que un circle pit que puedes grabar con el movil no es un circle pit, pues bien, aquí los móviles enseguida se fueron a los bolsillos porque, aunque siempre es de buen rollo, hubo momentos bastante embrutecidos. El único pero que se le puede poner a su concierto es que el sonido no terminó de ser bueno hasta pasadas unas cuantas canciones, y eso en un estilo en el que la presión lo es todo hizo que tardasen en estallar más de lo debido. Sin embargo de la mitad hacia adelante fue muy salvaje, y encontramos lo que estábamos seguro que íbamos a encontrar. Charlando con algunos de los más motivados del pit, me sorprendió ver que bastante gente les estaba descubriendo en ese momento, a pesar de ser una banda clásica con un cuarto de siglo de historia.
Cómo os conté en la radio la incertidumbre con Leo era mucha. Creo que fue en 2022 cuando actuó por última vez en el Z! aun resentido por su operación de las cuerdas vocales. Lo que distingue a un buen cantante de uno malo, no es tanto la capacidad de alcanzar notas imposibles o muy virtuosas como el conocer su instrumento, saber cuando, cómo y hasta donde. Dejando los gustos estéticos y personales a parte, creo que todos podemos coincidir en que Leo ha sido un cantante excelente, con una voz prodigiosa. En los momentos posteriores a la operación tuvo que volver a aprender sus límites, con una voz que evidentemente había cambiado, también le pasó a Bruce Dickinson después de su cáncer de lengua. Un tipo que conoce su voz y sabe usarla sólo tiene por delante la labor de escoger un repertorio adecuado, y ahí los grupos con una amplia carrera tienen el handicap de tener que mantener en repertorio los temas más jaleados, que suelen ser también los más exigentes. Lo mismo que os contaba con Europe.
Pues bien, mi pregunta era si Leo iba a meter todos los clásicos y verse forzado más allá de sus posibilidades actuales, o si iba a elegir un repertorio más comedido y defenderlo con gusto y buen hacer… y para mi sorpresa tiró por la calle de en medio utilizando la máxima “Sólo no puedo, con amigos sí”, que me pareció maravillosa. Ahí estaban Patricia Tapia, Zeta ex-mägo y Mr. Korpa de Funk Division, con un reparto de los tonos que permitía a Leo lucirse en momentos puntuales sin tener que cargar toda la responsabilidad y teniendo las espaldas siempre cubiertas. Me pareció un lujo de show para los fans, un regalo especial para el Z! y una solución original y creativa que permitió sacar beneficio de una situación adversa. Se repasaron su carrera en solitario, L30, Stravaganzza e incluso Saratoga. No se deciros qué músicos le acompañan porque lo vi un poco desde la lejanía. Era un día muy complicado para encontrar un momento para cenar y quería coger fuerza para mis favoritos (a continuación), pero quería destacar que al bajo estaba Patricio Babasasa que me flipa.
Madre mía, las ocho de la tarde, lo que llevábamos encima y lo que nos quedaba por delante. Os digo que me retiré al fondo en Leo, como luego haría también un rato durante KK’s Priest y ahora, aquí sentado en una silla me da rabia reconocerlo, pero es que el cuerpo y la concentración aguantan lo que aguantan y un festival son muchas más cosas que estar clavado delante de un escenario. Ya sabéis que me gusta un poco de todo, pero cuando llega la decisión de Sophie se acaba viendo el plumero de a quién pones por delante de todo: PARADISE LOST.
A lo tonto he perdido la cuenta de las veces que les he visto, creo que esta es la quinta, y siempre digo lo mismo, es un grupo que me encanta en disco pero que he tardado en aceptar en vivo. Son una versión más directa de si mismos en los que les ves plana y llanamente como una banda de rock metal, perdiendo parte de su épica y grandilocuencia. En el otro plato de la balanza hay que argumentar que eso también es un pro, son una banda de verdad, sin trampa ni cartón, y lo que ves es lo que hay en su local de ensayo. Bien, creo que esta es casi la vez que más me han gustado, dejando de lado la presentación de The Plague Within en Bilbao, que fue brutal. Creo que parte del buen sabor de boca en general es que fueron muy benevolentes con su repertorio, al igual que a Leprous se la peló todo y dieron un concierto para FANS, Paradise parecieron ser muy conscientes de donde estaban y qué otros grupos había en el cartel. Si tenían una oportunidad de cazar a los despistados y a la vez tenernos flipando a los de siempre esa oportunidad se llama Draconian Times, y fue la espina dorsal del reper. Claro que incluyeron temas de distintas épocas, incluso One Second y Host pero hubo especial incidencia en Draconian y claro nos dejó encendidos y al borde de las lágrimas de emoción. Dije que no iba a hablar de repertorios, pero con estos se me va la mano. Ninguna sorpresa más, Holmes con su habitual pose de flema inglesa y Mackintosh con un nuevo corte de pelo que me dejó dudando si habían metido a uno nuevo. Pena que el Z! no se animase a programar a su banda paralela como hicieron con Illumishade y Eleuveitie; ya que estaban allí, qué les hubiese costado cerrar con un fiestón electro pop.
Vuelvo a lo de antes. A mi me pones a KK’s Priest en una sala, o en otro horario, entre dos grupos que me den más igual y me vengo arriba y me lo canto todo, porque me flipa Judas, porque a mi generación nos tocó vivir la época de Ripper y porque dieron un bolazo de puta actitud Heavy Metal y jitazos clásicos. Pero es que acababa de tocar Paradise Lost, llevaba cinco conciertos encima ese día y tres días de conciertos. A lo que voy, KK’s no es el equipo de descartes de Judas, lo serían si no se hubiesen dignado a hacer material propio, pero llevan dos discos, y Downing tiene todo el derecho del mundo a interpretar los temas que llevan su firma, como Breaking the Law, Victim of Changes o la propia The Ripper que dio nombre artístico a su actual cantante.
Sin embargo, siendo sinceros los dos discos de esta peña no tienen ningún tema tan memorable como los clásicos de Judas. Creo que es lo que les está faltando para llevarse el gato al agua. Si manteniendo el legado clásico fuesen añadiendo temas que se convirtiesen en nuevas estrellas del show, otro gallo cantaría… Es cierto que en directo se camuflan bien unos con otros y todo junto hace un espectáculo de nivel, pero aun no he visto a nadie gritar para pedir una de las nuevas.
El premio del público es para el tipo que se llevó una escobilla de water para animar a KK. Cosas que sólo pasan en los festis.
Avantasia es un sueño hecho realidad. Siguiendo los pasos de Arjen Lucassen (Bueno, y de otros tantos hasta llegar en cuenta regresiva hasta The Who… ) Tobias se propuso hace ya un cuarto de siglo crear una Ópera Metal con sus amigos y cantantes favoritos. No sería hasta una década más tarde que Sascha Paeth (Heaven’s Gate, After Forever…) le convencería para llevarlo al directo, convirtiendo a Avantasia en uno de los shows más fascinantes a los que uno puede enfrentarse, gustos aparte.
Tobías ejerce de Ring Master, y por ahí, dependiendo de la noche te pueden encontrar a casi cualquiera de su larga lista de invitados. Sólo por haber vuelto a traer a Michael Kiske de vuelta al redil ya deberíamos estarle eternamente agradecidos, pero es que sus discos no sólo han servido para descubrir nuevos talentos, o para escuchar a muchos de nuestros favoritos en otros registros, o para disfrutar de duetos inverosímiles, sino también para dar justicia a algunos de los pioneros. Entiendo que para Tobias es un lujo cantar con Bob Catley, pero para Bob Catley también tiene que ser emocionante cantar para cerca de una decena de miles de personas, a estas alturas de su carrera.
Cuando comienza un concierto de Avantasia uno no sabe muy bien lo que va a pasar, hay una serie de habituales, pero también depende de la noche puede aparecer en el escenario uno u otro colaborador invitado… ¿Te imaginas el grupo de Whatsapp de Tobias? – Concierto el sábado en Zamora, ¿Quién se apunta? – No se muy bien cómo será la rutina de ensayos, supongo que alquilarán alguna sala los días previos, pero teniendo en cuenta los compromisos de cada uno de ellos y las distancias geográficas, me da que parte de lo que vemos en el escenario está sucediendo por primera vez, y eso me parece mágico.
Además del citado cantante de Magnum tuvimos en escena a Tommy Karevik de Kamelot, Ralf Scheepers de Primal Fear, Adrienne Cowan de Seven Spires y Sascha Paeth’s Masters of Ceremony (Ojo a esta bestia), Herbie Langhans de Firewind, Sonic Haven… Chiara Tricarico de Moonlight Haze y puede que alguien más que se me olvide. Para recopilar todos estos datos he pedido ayuda a mis amigos Burgaleses del Chat Medussa, que a mi se me escapan la mitad o más. También me chivan que el bajista era el de Gamma Ray.
La reacción al bolo era muy distinta de la gente que estaba en el meollo que de los que lo estaban viendo en la distancia. Creo que es normal, primero fueron como tres horas de concierto, que es una puta pasada para un festi. Después de lo que llevábamos es muy difícil mantenerse concentrado en un concierto así, que además requiere toda tu atención porque cada momento es único. Por otro lado, la música de Tobias en Avantasia es grandilocuente y teatral, y como no estés metido en ello se te puede hacer bastante pesado. Pero todo esto no tiene nada que ver con el espectáculo, si no con las circustancias. Lo que sucedió en escena fue de primer nivel, un regalo inconmensurable, una celebración en directo del Metal, transgeneracional y cruzando estilos sin ningún complejo. Sabéis que le he tenido un poco de manía a Tobias durante mucho tiempo por aquel fatídico concierto del Derrame Rock de hace mil años, pero creo que después de esta noche no queda otra que hacer las paces del todo.
Y ya el número final, porque para reírme no me quedaban fuerzas y decidí prescindir de Gigatrón. En principio este era el slot de At the Gates, pero se cayeron del cartel y The Halo Effect parecían el sustituto más razonable. Una pena, porque me hubiese gustado escuchar en directo algunos de los temas que me partieron la cabeza a mitad de los noventa.
A ver, voy a poner la información en orden que con las horas que llevaba de festi, en la radio lo conté regular. The Halo Effect es la banda de Jesper de In Flames y Mikael Stanne de Dark Tranquillity, el resto también son ex-miembros de In Flames de la primera década de los 00s. Se ve que en la pandemia se pusieron a recordar viejos tiempos por videollamada y acabaron con la conclusión de que ya no hay música como la de antes. Tanto DT como In Flames han evolucionado dejando una buena parte de sus elementos clásicos atrás. Así que ellos mismos reconocen que vienen a llenar un hueco y reivindicar una época concreta en una ciudad determinada.
No me quedé todo el bolo porque estaba reventado, pero mi sensación fue que nos hayamos ante otro claro ejemplo de que en disco Bah, pero en directo Meh. Osea, el debut está guay, eh? Pero sorpresas ninguna. Es como si hubiesen cogido el patrón y hubiesen recortado por las líneas. Lo que pasa es que como hemos dicho mil veces, no hace falta inventar la rueda para hacerla girar. Y gira de cojones.
La vuelta a casa la hice escuchando funky en compañía de Pablo de El Faradio y pese a que temía agotamiento y resaca atroz, el Jack Daniel’s con Miel se portó relativamente bien y me dejó en paz. Tres horas de charlada que se nos pasaron en un periquete. Ojalá el siguiente también nos cuadre, el Z! es más que música.
Texto y Fotos Oskar Sánchez, excepto fotos firmadas por Joxeant Bi