En el coche, de camino al Z, hablábamos de que somos ya como un móvil con poca batería. Cuando lo tienes a 100% no te importa cacharrear por las redes, pero cuando estás con un diez por ciento empiezas a priorizar y utilizarle sólo para las cosas importantes. Nos tomamos esta cita con mucha estrategia, sabiendo que después del domingo viene el Lunes y que había que frenar un poco los caballos. Os vamos a contar en esta reseña nuestra experiencia personal, vimos un buen puñado, pero no todo. Dejamos anotados en nuestra libreta algunos nombres “para la próxima” y tachamos otros porque no nos cuadraban en el horario previsto, pero al final, en los festis, incluso en uno tan cómodo como este hay que hacer algunas elecciones o acabas para que te recojan en carretilla. Nuestro plan estratégico incluía un par de noches de hotel, con ducha y cama, como los burgueses, una visitilla a la ciudad, tapas y comidorra, y ver unos cinco / siete conciertos por día, que tampoco es moco de pavo. Esta es una reseña a pie de público, desde fuera del foso. Eso sí, si queréis saber todo todo, os aconsejo que visitéis la que los compañeros Maya y Txen publicarán en Insonoro en los próximos días. Ellos son jóvenes y aun les quedan fuerzas para darse el gran atracón.
Miro el papeluco en el que hemos imprimido las entradas, venimos de la era analógica, qué se le va a hacer. Pone que es de la segunda promo y está ya empezando a ponerse amarillo. Año 2020, creo que nos las trajeron los reyes o algo así. Después vino el Covid y se aplazó, y después se aplazó otra vez, pero la gente del Z está hecha de Metal y no se vinieron abajo, sacando adelante el proyecto y ofreciendo por el camino iniciativas como el Z Lite que hacen buena la máxima de “no hacer lo que no se puede hacer, pero no utilizar lo que no se puede hacer como excusa para tampoco hacer lo que sí se puede”.
Evidentemente el cartel mutó un poco en este tiempo Tarja actuó en la versión con sillas y mascarillas del 20, Legion of the Damned y Amorphis se perdieron por el camino, se incorporaron Beast in Black y Blind Guardian y una jornada extra con Destruction y Grave Digger… Intentando dar lo mejor y con pérdidas completamente inevitables en estos tiempos tan impredecibles. De todas formas, son muchos los que compran las entradas del Z a cartel ciego, y es que cuando ganas la confianza de la gente a base de trabajo y buen hacer, todo lo demás es ya secundario. Si nos cuadran las fechas repetiremos, toque quien toque.
Festival a los 17 es coger una camiseta de muda y salir corriendo en el coche de un colega. Festival a los 45 es madrugar, hacer la maleta, pasar por la farmacia a por ibuprofeno, llevar a tu madre un paquete a correos, dejar a los niños en el cole, con la ropa para dos días y las instrucciones en un papel para llevarles a Judo, a Inglés y a los dos cumpleaños que tienen en distintos horarios y días, subirte al coche y salir medio rayado porque la semana anterior no te dio tiempo a ir a cambiar las pastillas de freno y ahora hace un ruido raro de vez en cuando…
Llegamos el viernes a la hora de comer, y tiramos para la campa durante el concierto de Arwen, una banda que me llamó la atención en su primera etapa pero a la que había perdido la pista después de su hiato de varios años. Antes habían tocado Sin Control, y Revolution Within los ganadores del concurso Z en su categoría de bandas Zamoranas y una banda portuguesa de Thrash Metal a la que no teníamos ubicada, la verdad.
Comienzan Beast in Black. Jiménez lleva tiempo insistiendo y a mi no me acaban de hacer tanta gracia. La fórmula en directo, sin embargo, es muy efectiva. Temas que van al grano desde el inicio, trazas de heavy metal clásico aderezadas con toques de producción moderna, omnipresencia de teclados bailongos y todas las poses y clichés heredados de los ochenta. Total, pusieron a todo el respetable a bailar y derrocharon energía y simpatía. Muy bien.
Nos pasamos del Silver al Copper Stage, el festival está perfectamente engrasado y los cambios son inmediatos. Según termina el último guitarrazo de Beast in Black suena el primero de Hiranya, una banda a la que ya veníamos siguiendo la pista gracias a la promo que nos envió en su día Blood Fire Death. Blood Fire, Duque y On Fire han hecho bien su curro, nos les conocemos a todos.
De la propuesta de Hiranya nos había llamado la atención la cuidada estética de su trabajo y la potencia de su vocalista femenina Sara. Su directo reafirmó que hay que tenerles en el objetivo, dieron un bolo potente y cercano, dejándonos la impresión de que son una banda que disfrutaríamos mucho en una sala mediana, con el público más encima.
De nuevo en el Silver, nuestros siempre queridos Moonspell. Creo que es la quinta vez que les vemos, y tal vez esta ha sido la más floja, pero incluso así fue un concierto memorable de uno de nuestros grupos referencia. El último disco tiene un aire intimista y triste heredado del confinamiento y la pandemia. El repertorio incluyó muchos medios tiempos, y Fernando comenzó cantando de manera muy introspectiva, poco a poco fueron subiendo los decibelios y a la altura de clásicos como Alma Mater o Vampiria ya estábamos otra vez rendidos a sus pies. Les adoramos y es por algo.
Tercera para Morphium, y primera vez con el nuevo disco sobre la mesa. Ya nos sabemos como funcionan y la sorpresa no es tan gorda como en el primer encuentro pero aun así es una banda que te parte el cuello si te metes en el concierto. Alex no tiene ninguna intención de dejarte fuera de él y si es necesario te arrastra de los pelos. Han renovado casi toda la banda desde la última vez, pero el ente MORPHIUM está por encima de las personas que lo forman, creo que mientras su frontman esté ahí la banda va a funcionar como un tiro.
Korpiklaani son sinónimo de fiesta, jarras de hidromiel y diversión a raudales. Y nosotros somos más de Moonspell. La gente de las primeras filas bailaba como descosidos y se respiraba un ambiente muy alegre, pero a nosotros su polka-metal nos echó un poco abajo. No digo que no lo hiciesen bien, solo digo que no conectamos con su música. En casa, un ratillo, un tema en una pinchada, vale… pero el bolo completo se nos hizo algo lineal y nos tiró abajo.
La gran faena en realidad es que el cansancio nos hizo mella y decidimos que una retirada a tiempo es una victoria. Se nos escaparon Vita Imana que ya nos perdimos en el famoso Vidiaken porque se fue de madre y tocaron a las tantas. Los comentarios de FB y los de nuestros amigos al día siguiente nos hicieron ver claro que cometimos un error al no esperarles, al parecer fue uno de los conciertos del festi. Cuenta pendiente.
De Avalanch también hablamos de oídas, por allí quedaban unos cuantos de los nuestros y nos dicen que la nueva formación de los asturianos no cumplió con las expectativas, especialmente su nuevo cantante. Esperaremos a verlo con nuestros ojos, que el fandom ya se sabe que juzga con dureza los cambios en esta formación, y si no recordad con qué pitada se recibió a Ramón Lage en aquel Viña Rock de 2002, cuando acababa de incorporarse. Cierto es que Avalanch están teniendo ya demasiadas idas y venidas, pero también es cierto que cuando Rionda saca la chistera de temazos graba unos discazos de agárrate, así que habrá que tener un poco de paciencia y ver como sigue la historia.
El cierre fue a cambio de Southern, un tributo con temas de Pantera, al igual que al día siguiente clausurarían Metallijam haciendo covers de Metallica con invitados. Me pareció muy correcta la decisión de la organización de cerrar de esta forma, extendiendo la fiesta para quien aguantase con temas que a todos gustan, aprovechando el escenario hasta última hora en lugar de hacer una pinchada y sin obligar a los menos entregados a estar hasta última hora para ver al cabeza de cartel. Todo bien.
Nuestro plan era no acostarnos muy tarde para levantarnos a una hora decente y disfrutar de los acústicos de la mañana y así lo hicimos. Nos parece una idea cojonuda sacar parte del festi al exterior y compartir la música de manera gratuita con los vecinos. Le resta opacidad al rollo, la gente sabe lo que está sucediendo y se siente parte de lo que pasa en su ciudad. Además, acústico y cerveza de mañana siempre es buen combo.
Siendo sincero del todo diré que el Heavy Metal de Daeria y Débler no es ahora mismo el estilo que más me motiva, sin embargo, comentábamos allí mismo que no se comprende a los grupos de todo hasta que les ves en directo, y desde mi perspectiva ambas bandas han salido beneficiadas de su paso por el Z! Disfrutamos mucho de sus acústicos, y vimos parte de sus actuaciones en el escenario de la tarde para poder comparar… y oye, muy bien. Me parecen dos bandas muy competentes y enteras, no me importaría repetir.
Tras unas buenas raciones por la zona de tapas, con especial parada en los pinchos del Lobo que tan buenos recuerdos de infancia me trae siempre, nos fuimos a echar una siestaza de la que amanecimos casi a las seis. Nos habíamos perdido a los otros ganadores del concurso Z, Blaze the Trail y a 1945. Quedan anotados para otra. Entramos con Daeria arriba y tras unas birras de recuperación nos dirigimos hacia Fleshgod Apocalypse, probablemente el concierto por el que más curiosidad teníamos todos.
Los italianos nos partieron literalmente la cabeza en hace ya más de diez años con un Death Metal endemoniadamente rápido y barroco que se distinguía por incluir virtuosas partituras de piano. Con el tiempo han ido ampliando su abanico de influencias y ahora mismo desarrollan una música mucho más rica en matices. Su concierto fue un SÍ de principio a fin, buena puesta en escena, una apuesta por una imagen muy bien pensada, pero sin excesivas florituras, buena ejecución un trallazo en la jeta de principio a fin. No tenía todas conmigo de como resultarían en directo y me despejaron todas las dudas de un bofetón. La intensidad fue tal que literalmente trajeron el apocalipsis al festival, con un nubarrón negro cerniéndose sobre nuestras cabezas y la lluvia invadiendo el escenario hasta tal punto que tuvieron que recortar el set.
Pareciera que ese día El Altar del Holocausto no tenían a Dios de su parte. El Cooper completamente inundado, con una charca en la que podría haber chapoteado Peppa Pig, el atrezo empapado… el equipo técnico luchó como pudo, pero a los pocos minutos llegó, a través de Facebook, una nota de la organización en la que explicaban que se suspendía su concierto. Una pena y una decepción, les esperábamos con ganas porque nunca les habíamos visto en escenario grande. La enorme cantidad de camisetas suyas hacía ver a las claras que eran unos de los favoritos de la noche y no llegamos a comprender porqué el concierto no se pospuso en lugar de ser suspendido. Seguro que hubo razones de peso, ya que unas dos horas y pico después el festi recuperó la marcha con Lacuna Coil.
En Zamora cuando llueve, es que llueve de verdad. A calderadas. El equipo hizo lo que pudo, pero nadie esperaba un chaparrón de tal magnitud que estuvo a punto de acabar con la jornada. Los del Z! son más duros que el metal. Especial mención en este punto al civismo del público que aguantó esta parada sin una mala palabra, disfrutando como se podía de los puestos de bocadillos y de los bares, charlando, esperando, respaldando a una organización que estaba haciendo lo posible por arrancar de nuevo. Como único pero diré que la información en esta parada fue poca, pero comprendo que tal vez ni siquiera sabían cómo o cuándo iban a solucionarlo. Al final salió Rafa Basa, dio las explicaciones y nos fuimos quedando más tranquilos.
Lacuna Coil venían con las ganas de dar un gran concierto. Estaban a pie de escenario y maquillados a las nueve, y no supieron si tocaban o no hasta eso de las once. En lugar de achicarse salieron a por todas y reventaron el Z! con el que fue probablemente el mejor sonido de las dos noches. El Alma Negra salió en 2019 y se comió toda la pandemia, así que el repertorio no fue el propio de un festi, si no de la gira de presentación que nunca hubo. Andrea Ferro demostró que su paso a los guturales es algo más que una estrategia en el estudio y ganó protagonismo y presencia en una banda en la que nunca debió ser fácil compartir plano con la incombustible Cristina Scabbia. Base rítmica y guitarras tan potentes como siempre, un diez.
Bloodhunter sacaron pecho ante la difícil situación. No sólo el retraso y la incertidumbre de saber si iban a tocar o no, si no estar hasta última hora sin tener claro si su concierto iba antes o después, y adaptar el reper sobre la marcha al espacio de cambio entre Lacuna y Blind Guardian. Dio igual, salieron a por todas y se llevaron a la peña de calle. Diva está muy a tope con Nervosa pero dejó meridianamente claro que Bloodhunter sigue siendo también su banda. Me alegró verles tan a tope, tan rotundos, y tan enérgicos. Estoy deseando verles en sala.
A Blind Guardian les tenía bastantes ganas. La primera vez que les vimos fue muy emocionante, luego hubo una segunda con Iced Earth, y más tarde nos han coincidido de pasada en algún macrofesti, en el que no les habíamos hecho todo el caso por estar en la saca de “grupos que ya he visto”. Sin embargo, en un cartel asequible como el del Z su participación era un acontecimiento. Empezaron con un sonido algo tímido, como de precalentamiento, pero enseguida pusieron las cartas sobre la mesa y desvelaron que iban a rendir un homenaje al Somewhere Far Beyond tocándole de manera íntegra por su 30 aniversario. Fue ciertamente emocionante, y para cuando llegaron los bises tenían al auditorio en el bolsillo. Es verdad que Hansi va ya algo justo con la voz, pero la amalgama de recuerdos, vivencias y temazos pudo con todo. El Somewhere fue el disco que les puso de verdad en la lanzadera, el imprescindible para entender a Blind Guardian, el que explica que pretenden llevarte de la mano a un reino imaginario en el que escapar de la gris realidad, el que nos enseñó que nadie recuerda el nombre del bardo, pero las canciones quedan para siempre. Gracias.
Dèbler nos habían encendido la curiosidad por la mañana y seguramente hubiésemos visto su concierto entero por la noche si no llega a ser por el retraso acumulado, nos pudo la tronzada y el recuerdo quel viaje de vuelta en domingo. Nos gustó lo que vimos, esperamos cruzarnos de nuevo pronto. En cuanto a Leo nos cuenta Jhonny que hizo un patente esfuerzo por estar a la altura, pero que aun se le ve resentido por su reciente operación, esperamos que en breve vaya encontrando su nuevo registro y estamos seguros de que siendo tan buen cantante como es, el hecho de que haya perdido parte de su registro no será problema para que siga adelante con su carrera.
Caminamos despacio a orillas del Duero con una gran luna iluminando el cielo, el sonido del festival comienza a desvanecerse en la lejanía. Nos vamos muy contentos de la experiencia vivida, de ver que hay gente que se arroja al vacío a hacer material lo imposible, de saber que seguimos envejeciendo con los grupos con los que crecimos, de ver viejas caras conocidas y nuevas caras llenas de ilusión.
Nos despertamos aun en un globo, nos espera un desayuno a la altura de un buen bar Zamorano. Estamos ya listos, comprobamos las redes y se nos iluminan los ojos al ver las primeras fotos. Que traerá el Z 2023? Dicen que pronto habrá sorpresas, sería genial que recuperasen a Amorphis, pero bueno, qué más da. Haremos lo posible por estar allí de vuelta, toque quien toque.